Muere Yaqui: excelente maestro de la palabra

En enero de 1989 con el aval académico de la Universidad Eugenio María de Hostos (UNIREMHOS), de la cual era su rector, di apertura al Programa Universitario para la Tercera Edad que luego fue autorizado por el entonces Consejo Nacional de Educación&#8

En enero de 1989 con el aval académico de la Universidad Eugenio María de Hostos (UNIREMHOS), de la cual era su rector, di apertura al Programa Universitario para la Tercera Edad que luego fue autorizado por el entonces Consejo Nacional de Educación Superior (CONES) mediante su Comunicación No. 047-89 del 14-02-89.

El programa comenzó a funcionar en una casa localizada en la avenida José Contreras facilitada por la misma UNIREMHOS y se matricularon alrededor de 40 participantes (estudiantes) entre los cuales figuró el excelente comunicador Yaqui Núñez del Risco, quien deseaba terminar sus estudios de Derecho que había iniciado en nuestra UASD cuyas asignaturas se las reconocimos de inmediato, pues en mi condición de rector les manifesté a mis colaboradores que sería para mí y para el Programa un honor concederle su Licenciatura en Derecho, tomando en consideración su gran cultura y su comportamiento como excelente comunicador quien había honrado la radio, la prensa y la televisión con sus valiosos aportes.

Yaqui se integró con todo entusiasmo a su nueva Alma Máter y cuando se oficializó la apertura de la UTE dominicana mediante el Decreto No. 56-92 en el acto celebrado en el hotel Lina para anunciar la apertura de este nuevo centro de educación superior, él fue el maestro de ceremonias que lo hizo con gran destreza y con el dominio inmaculado de su florido verbo.

Por sus valiosos aportes a este centro de educación superior, el Consejo Académico aprobó a unanimidad en julio del 2013 concederle el título de “Magister Populi” (Maestro del Pueblo) y transcribo a continuación mis palabras con tan importante motivo:

 “Señores: ‘Honrar, honra’, este significativo pensamiento, fruto de la mente preclara del patriota y escritor cubano don José Martí, se utiliza en ocasión de reconocer a ciudadanos que, como el hablista Yaqui Núñez del Risco, han hecho aportes significativos a favor de su comunidad nacional.

Cuando esta universidad abrió sus puertas en enero de 1989, Yaqui fue uno de sus primeros participantes en condición de estudiante en nuestra Escuela de Derecho, cuyos estudios había iniciado en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

En nuestra facultad Núñez del Risco no se limitó exclusivamente a ser un participante (estudiante), pues con frecuencia lo vimos ejercer de maestro de ceremonias en actos de la universidad y recuerdo la cantidad de estudiantes que se aglomeraban para asistir a sus conferencias sobre “La Cultura de la Muerte”, en las que los participantes recibían la forma de comportarse en un momento tan difícil a causa de la pérdida de un ser querido.

Pero en verdad donde Núñez del Risco alcanzó notoriedad singular fue como animador de televisión, con un lenguaje de gran nitidez y precisión, donde su impronta será difícil de superar.

Escasean las palabras para calificar los aportes que ha hecho nuestro homenajeado en el desarrollo cultural y educativo de esta patria de todos. Quién no recuerda sus intervenciones televisivas en el segmento de “El show del mediodía” titulado “Cultura con Sabrosura” y “Otra vez con Yaqui”. También tuvo una destacada participación en el Proyecto de Televisión Educativa que se inauguró en la década de los sesenta.

La UTE se honra grandemente en hacer este reconocimiento a quien nos deja la herencia tangible de un comportamiento, un ciudadano serio y honesto”.
Tuvo tan en alto esta universidad que motivó a sus discípulos a estudiar en la UTE, como fueron los casos de las distinguidas comunicadoras y alumnas suyas como son July Carlo y Zoila Luna, quienes son nuestras distinguidas egresadas en las Carreras de Educación y Psicología.

Su muerte ha enlutado el territorio nacional, y ha sido una demostración de respeto y cariño.

Debo mencionar a su distinguida y querida esposa doña Susana, quien con profundo amor y fidelidad se dedicó con alma, vida y corazón a su cuidado esmerado durante varios años de lamentable y triste enfermedad.
¡Paz a sus restos!

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