El valor de la abstención

En círculos políticos se acaricia todavía la idea de prohibir la abstención electoral y sancionar toda propaganda promocional sobre ella.

El valor de la abstención

Se habla todavía en algunos influyentes círculos políticos de la intención de regularizar las campañas electorales para prohibir la promoción de la abstención electoral. La propuesta de ser cierta sería simplemente monstruosa y anti-democrática.&

En círculos políticos se acaricia todavía la idea de prohibir la abstención electoral y sancionar toda propaganda promocional sobre ella. Si una monstruosidad inconstitucional como esa llegara a aprobarse, posible en un país sin instituciones fuertes como el nuestro, la Junta Central Electoral debería concluir el trabajo de destrucción de la libertad de elección del pueblo dominicano, que tal cosa supondría, eliminando la categoría de ciudadano y en su lugar clasificar a los electores con el nombre de borregos. Porque en eso nos convertiríamos.

Dejaríamos de ser ciudadanos con capacidad para decidir libremente en materia electoral, para convertirnos en una sociedad de asnos, conducidos cada cierto tiempo como manada a los centros de votación para darles nuestros votos a favor de quienes una boleta nos indique.

Es cierto que hay países todavía en donde votar es obligatorio, con fuerte penalidad para quien no lo haga, como la pérdida de derechos civiles por un año, tal cual sucede en algunos sistemas electorales latinoamericanos, y ya sabemos sus penosos resultados.

Pero esa obligación riñe con el principio del derecho a la libre elección, consagrada en nuestra Carta Magna y atenta contra otros derechos humanos fundamentales.

La abstención por lo demás es un voto de conciencia. Cuando un ciudadano decide abstenerse porque rechaza todas las opciones, hace de la abstención un acto serio y profundo de reflexión electoral y contribuye con ello al fortalecimiento de la democracia. La obligatoriedad del sufragio sólo sería aceptable como objeto de discusión si se acompañara del voto de protesta, una casilla en blanco que permitiera a los electores expresar su inconformidad con las candidaturas propuestas y que se contabilizara y no quedara como observado o voto nulo. El voto obligatorio sería una puñalada a la democracia.

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Se habla todavía en algunos influyentes círculos políticos de la intención de regularizar las campañas electorales para prohibir la promoción de la abstención electoral. La propuesta de ser cierta sería simplemente monstruosa y anti-democrática. El derecho que los dominicanos se han ganado de escoger libremente a sus gobernantes, implica el derecho de cada ciudadano de votar por la opción electoral que entienda más beneficiosa para el país o más afín con sus intereses, sean ideológicos, políticos, religiosos o económicos. Por lógica elemental ese derecho garantiza la facultad ciudadana de abstenerse cuando entienda que ningún candidato o partido llena sus expectativas. Como la abstención no constituye delito, promoverla no puede ser objeto de sanción, con el perdón de aquellos que pretenderían obligar a los dominicanos a votar en contra de su conciencia.

En una oportunidad el periodista Rafael Molina Morillo, en su triple condición de director de El Día, presidente del Centro para la Libertad de Expresión y ciudadano, se refirió al tema indicando que la intención caería en el plano de la ilegalidad. Y razona de esta manera: “¿Y si ninguno de los candidatos satisface a un ciudadano, está este obligado a votar por alguien a quien no quiere o que no le simpatiza? ¿No tiene derecho, ese ciudadano, a expresar su rechazo o proponerle a quien él quiera que le acompañe en su decisión de no votar, sin que esto pueda catalogarse como una violación a la ley, y ni siquiera como una simple falta?”

Las argumentaciones del doctor Molina Morillo son irrefutables. La nación ha madurado lo suficiente como para entender que la abstención, bajo determinadas circunstancias, es un voto de conciencia y una manera de rescatar el valor que ese acto cívico posee. Como el sistema no contabiliza el voto en blanco y no hay posibilidad de voto de rechazo, la abstención puede ser la forma de escapar a la trampa que cada campaña electoral nos tiende. Somos ciudadanos no borregos.

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