Presupuesto del 2015

El Consejo de Ministros aprobó el pasado viernes el proyecto de presupuesto para el año 2015, por un monto de RD$630,934 millones.

El Consejo de Ministros aprobó el pasado viernes el proyecto de presupuesto para el año 2015, por un monto de RD$630,934 millones.La propuesta no implica ningún tipo de sorpresa, ni por el lado del monto ni por el contenido. Es más, fue ligeramente inferior al monto que había adelantado el ministro de la Presidencia, José Ramón Peralta, durante una reciente entrevista en el Almuerzo Semanal de elCaribe.

El proyecto, por su composición, confirma lo difícil que es diseñar un presupuesto público en un escenario de crecientes demandas y limitadas disponibilidades de ingresos. Por esas limitaciones, se repite el diseño de un presupuesto expresamente deficitario, modalidad que se aplica desde el año 2009. El déficit previsto para el 2015, de unos RD$73,000 millones, sigue la tendencia descendente de los dos ejercicios fiscales anteriores.

Llaman la atención del proyecto, que debe ser remitido al Congreso Nacional para su discusión, aprobación y conversión en Presupuesto de Ingreso y Ley de Gastos Públicos, el gran impacto que tienen el servicio de la deuda pública y el cumplimiento de la Ley General de Educación y su correspondiente obligación de destinar el 4% del PIB a la educación preuniversitaria.

Según los detalles de la propuesta, para el 2015 se tiene previsto destinar para el pago de la deuda pública, entre capital e intereses, el equivalente al 5.5% del PIB, nivel superior que el creado por ley para la Educación. Esas dos ataduras, imposibles de evadirlas ambas, atraen obligaciones financieras que equivalen al 9.5% del PIB, es decir, de la producción de la economía en un año.

Si dos funciones absorben el equivalente al 9.5% de la producción nacional y el 46.7% del presupuesto presentado, es obvio que en el resto de las instituciones del Estado que dependen financieramente del Presupuesto, habrá aspiraciones de asignaciones fallidas.

Vendrán las quejas, reclamos y cabildeos. Algunos pudieran tener cierta compensación y a otros le quedará el consuelo de parafrasear la canción aquella “no hay cama pa’ tanta gente.

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