La minería y el desarrollo dominicano

El pasado viernes, al disertar frente a los miembros de la Cámara Minera y Petrolera de la República Dominicana, y frente a los miembros de la Mesa Redonda de los Países de la Mancomunidad, el Ministro de Energía y Minas, licenciado Pelegrín…

El pasado viernes, al disertar frente a los miembros de la Cámara Minera y Petrolera de la República Dominicana, y frente a los miembros de la Mesa Redonda de los Países de la Mancomunidad, el Ministro de Energía y Minas, licenciado Pelegrín Castillo, advirtió que: “Resulta impensable el desarrollo dominicano sin una gestión y aprovechamiento racional de sus recursos mineros, metálicos y no metálicos”, planteamiento que es totalmente válido, realista y juicioso, porque sólo el “Hombre Pre-Neanderthal” podía desconocer la importancia de la minería en el desarrollo de los pueblos.

El Ministro añadió que: “Ese aprovechamiento de los recursos mineros debe darse en forma armónica con la preservación y potenciación de los recursos naturales renovables y, sobre todo, con una promoción sostenida de sus principales recursos, que son los dominicanos mismos”, y ese válido concepto debe pasar de la prédica a la inmediata práctica, porque siempre hemos dicho que una parte importante de los beneficios de las operaciones mineras debe ser destinada para el beneficio directo y el desarrollo de las comunidades vecinas a las operaciones mineras, comunidades que muchas veces son malos ejemplos de pobreza extrema, carencia de servicios básicos y descuido ambiental, en medio de grandes riquezas mineras compartidas entre empresas y gobiernos que olvidan a los comunitarios vecinos y al medio ambiente.

La más clara evidencia de esta realidad social minera es la campaña fundamentalista antiminera de los últimos dos años, cuya mejor expresión ha sido la reciente lucha en contra de la explotación minera de la loma de Miranda, la que tuvo su verdadero origen en el recorte que los nuevos dueños de Falcondo Xstrata Níckel quisieron hacer a sus gastos sociales, olvidando que una empresa minera puede recortar sus gastos operacionales, gastos administrativos y gastos en servicios y viáticos para sus ejecutivos, pero nunca recortar sus gastos sociales, ya que los gastos sociales terminan siendo vistos como derechos adquiridos por las comunidades, y desde la Edad Media se entiende como un grave error llegar a una nación y eliminar derechos adquiridos por la población.

De ahí que el mal manejo administrativo de Falcondo Xstrata Níckel, que llegó al extremo de eliminar el suministro del gasoil que los anteriores dueños de la empresa enviaban al hospital público de Bonao para garantizar energía eléctrica a los enfermos, fue una de las chispas que le creó ese tremendo incendio social, azuzado por el fundamentalismo ambiental, y ha de servir de ejemplo para que las demás empresas mineras, a la hora de recortar gastos, nunca piensen en recortar gastos sociales, ni gastos ambientales, pues toda empresa minera debe contar con un fondo económico especial para cubrir esos aspectos fundamentales, aún en situaciones de contingencia, incluyendo pausas operacionales por bajos precios de los metales en los mercados.
Nadie debe negar que la minería es una fuente de desarrollo en todas partes del mundo, incluyendo a las grandes economías capitalistas como Estados Unidos, Canadá, Alemania y Francia, incluyendo a las grandes economías socialistas como Rusia, Brasil y Argentina, e incluyendo a las economías socialistas de mediana o de pequeña escala como Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Cuba, especialmente Venezuela y Cuba que ya habrían colapsado si no hubiesen aprovechado sus grandes reservas de petróleo y de níquel, y quien niegue la gran importancia social y económica de la minería hace un simple ejercicio de irracional fundamentalismo ortodoxo; aunque hay que exigir que a partir de ahora los gobiernos y las empresas mineras reorienten parte importante de los beneficios mineros hacia las comunidades vecinas y hacia la necesaria protección del medio ambiente local. l

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