Vigilemos los hospitales públicos

Las informaciones cotidianas que giran en torno a los hospitales públicos del país, o por lo menos de un gran número de ellos, hablan de un escenario de dificultades y carencias.

Las informaciones cotidianas que giran en torno a los hospitales públicos del país, o por lo menos de un gran número de ellos, hablan de un escenario de dificultades y carencias.Y las dificultades y carencias en un hospital, cuya función esencial es proveer salud, sencillamente conducen a un desenlace negativo, en ocasiones trágico.

En la edición de ayer elCaribe publicó dos informaciones que involucran a los dos centros hospitalarios más emblemáticos del país, el Robert Reid Cabral, el mayor centro asistencial para la infancia, y el José María Cabral y Báez, el mayor hospital público del Cibao.

Del Reid Cabral la noticia fue funesta. Se informó que entre el viernes y el domingo pasados 11 niños murieron en el hospital, porque el centro confrontaba dificultades en el suministro de oxígeno. Las muertes no han sido atribuidas directamente a esas fallas. Las autoridades del hospital han explicado que a los niños ingresados en el área de cuidados intensivos se les suministraba oxígeno en forma asistida.

Ahora bien, lo que sí quedó demostrado fue la falla en el suministro de oxígeno. Quedará la duda de si algunos de los niños fallecidos habrían sobrevivido en un escenario de suministro regular de oxígeno.

El Reid Cabral ya había estado en portada de los medios, por una deuda millonaria que había acumulado con suplidores. De un elevado sitial que había alcanzado hasta hace alrededor de tres años, el centro parece haber entrado en un proceso involutivo.

En cuanto al Cabral y Báez, el más importante hospital público de la región Norte, las informaciones hablan de una reducción en la oferta de camas, debido a que el centro es objeto de una remodelación, con el propósito de mejorar las áreas administrativas. Si para mejorar la administración, se restringen los servicios, ya el fin no parece justificar los medios.

Si tomamos en cuenta la situación de esos dos centros hospitalarios, y las quejas que giran en torno a otros, podemos concluir en que hay que prestar más atención a los hospitales públicos.

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