Un buen final para el 2014

Según las previsiones de la CEPAL, la economía dominicana terminará este año con un crecimiento del 5%, lo que concuerda con las proyecciones del Banco Central. Igual perspectiva proyecta el FMI, que casi nos iguala con Panamá en un final feliz&#8230

Según las previsiones de la CEPAL, la economía dominicana terminará este año con un crecimiento del 5%, lo que concuerda con las proyecciones del Banco Central. Igual perspectiva proyecta el FMI, que casi nos iguala con Panamá en un final feliz del 2014. Según noticias, Panamá terminará con un crecimiento de un 6.6% y República Dominicana con un 5.3%, en un panorama no muy halagüeño para las grandes economías de la región.

Para 2015, lleno de incertidumbre para la generalidad de las economías latinoamericanas, República Dominicana continuará con una tendencia de crecimiento sobre el 4%. No descubrimos nada nuevo si aseguramos que eso está asociado al clima para los negocios y a una bien llevada política macroeconómica centrada en la estabilidad cambiaria y de precios, y en general, a una mejoría en la institucionalización y el predominio de las instituciones jurídicas.

Al gobierno y a sus autoridades monetarias y financieras hay que hacerles su reconocimiento. Estamos en octubre y difícilmente esa tendencia variará. Ese crecimiento no es obra exclusiva del gobierno, sino también de los agentes productivos.

Del sector público se puede decir que es el garante del crecimiento y que sus políticas han sido estimulantes, pero debían ser mejores.

Es justo señalar que es perceptible una disminución de los desembolsos públicos para inversiones en infraestructuras. Abundan murmullos entre contratistas de escuelas, cuyas obras están paralizadas en la mayoría de las regiones. La queja es general, lo que computa también para los obreros que encontraron empleos en las mismas.

Igual pasa con otras obras. Si viajas por regiones donde el gobierno dio algún impulso a algunas vías de transporte, se descubrirá cómo los trabajos han languidecido o están parados. Y ni hablar de las grandes obras, como la presa de Monte Grande.

En fin, que la inversión pública está parada y que pese a los pronósticos, en los dos últimos meses la tendencia anunciada podría desacelerarse.

El gobierno debería hacer algún ejercicio para devolver el dinamismo que caracterizó la economía en los meses intermedios de este año, para terminar tan bien como se vaticina.

La aceleración de desembolsos en noviembre y diciembre puede ser una oportunidad.

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