Un plan frente al ébola

El ébola tiene preocupado al mundo, a los estados y gobiernos, y especialmente a los seres humanos. Un país tan poderoso como Estados Unidos está bajo ese estrés. Y ha debido manejar algunos casos. Con sus capacidades y avances, con el mayor desarroll

El ébola tiene preocupado al mundo, a los estados y gobiernos, y especialmente a los seres humanos. Un país tan poderoso como Estados Unidos está bajo ese estrés. Y ha debido manejar algunos casos. Con sus capacidades y avances, con el mayor desarrollo en el tratamiento, busca la medicación más eficaz. El propio presidente Obama lidera la respuesta.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha planteado lo que todos sabemos: el mundo no está preparado para responder a una emergencia sanitaria a consecuencia de ese mal que ya es una pandemia en África Occidental.

¿Qué hacer en un país como República Dominicana frente a un virus de semejante envergadura?

Aunque se ha dicho que todavía no es una amenaza para nosotros, la realidad es que en un mundo globalizado, vivimos ante un latente peligro y las respuestas nacionales en ningún caso estarán a la altura de los grandes.

Pero no podemos dormirnos, como pasó con el manejo del cólera en su primera etapa, y mucho menos desentendernos, sin valorar seriamente el impacto y los daños que causó la chikungunya. El camino obligado es la prevención, al menos en los aeropuertos y puertos marítimos. Con la frontera terrestre quizás lo único que se puede hacer es agarrarnos de la mano de Dios.

Pero en cualquier circunstancia, tiene que haber una política centrada en la prevención y la seguridad aeroportuaria.

La amenaza es muy seria. No se puede jugar como se hizo con la chikungunya. La letalidad del ébola está entre 60 y 70% de sus víctimas. El costo del tratamiento es incierto y el control, en países pobres es un imposible.

Una cosa buena dentro de las previsiones catastróficas: Amenaza a los países ricos y siendo así serán encontrados remedios. Desde hace 38 años es un problema de los pobres africanos. Ahora se ha convertido en una cuestión de la humanidad.

El impacto entre los pobres, si ocurre lo que nadie desea, sería devastador, porque, como siempre, los grupos poblacionales más vulnerables aportan la mayor cantidad de víctimas, ha reconocido Margaret Chan, directora de la OMS.
Con nuestras limitaciones, al menos definamos un plan.

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