Al igual que sus antecesores, el actual presidente de la Cámara de Diputados ha sido acusado en determinados momentos de ser un promotor del clientelismo político y de propiciar que se utilicen fondos del organismo en acciones que no le competen constitucional ni legalmente a los legisladores. Sin embargo, Abel Martínez de seguro va a ser recordado como el presidente de la Cámara que se atrevió a eliminar el “cofrecito”, un instrumento que se había convertido en un símbolo de todo lo negativo que se les atribuye a los congresistas. Hay quienes nunca están conformes, y restan importancia a la decisión. Otros la califican de populista y demagógica. Pero el balance, en lo que respecta a su figura, será positivo. Eso, sumado a que Martínez había tomado otras medidas, que no fueron vendidas en su momento, pero que le servirán en su futuro político. Martínez renunció a las exoneraciones que le corresponden como legislador, además de que devolvió la tarjeta de crédito que se le asignó cuando llegó a la presidencia de la Cámara. Se trata de acciones que no son comunes entre los políticos del patio.
Aspiraciones
Los abelistas insisten en que Martínez no piensa aspirar a cargo alguno en el 2016, afirmación que muchos ponen en duda. La realidad es que, por lo menos la diputación, no piensa buscarla nuevamente, y más bien ayudaría a llegar a gente de su entorno. Por ejemplo, en la circunscripción número uno de Santiago, apoyaría a su hermano Mayobanex Martínez, y en la tres, a uno de sus asistentes. Se decía que buscaría la alcaldía, pero eso también lo habría descartado. Tampoco optaría por la senaduría, porque no piensa chocar con Julio César Valentín. Al parecer, Abel estaría pensando en que “los vientos” lo llevarían a un cargo público en el 2016. Eso, en lo que respecta a su futuro político inmediato. Después, podría pasar a la lista de “presidenciables”, aunque las figuras del relevo del PLD tienen dos “problemas”: Leonel Fernández y Danilo Medina.
