Buena ambición

La ambición puede tener mucho de negativo o positivo. Extrema ambición propicia perversidad y corrupción. En medida correcta impulsa a conquistar las metas de desarrollo de forma sana. Las personas adecuadamente ambiciosas son también más conformes y agradecidas; las más ambiciosas propenden mucho a la insatisfacción y frustración. Se ha establecido que personas con mejor educación y alta calificación profesional son generalmente las más ambiciosas, en tanto persiguen objetivos altos. A la vez tienden a sentirse peor con ellas mismas si no los alcanzan. Estas necesitan aprender de las personas menos hambrientas de dinero o poder, a valorar mejor sus realizaciones aun modestas. En condición dosificada y sabia, la ambición nunca será peligro para nuestro espíritu.