Don Mariano Lebrón Saviñón

“Y que yo me la llevé al río creyendo que era mozuela, pero tenía marido…”, “La Casada Infiel”, el famoso e inolvidable poema de García Lorca, era un deleite de los sentidos escucharlo siendo declamado por Don Mariano Lebrón Saviñon.&#8230

“Y que yo me la llevé al río creyendo que era mozuela, pero tenía marido…”, “La Casada Infiel”, el famoso e inolvidable poema de García Lorca, era un deleite de los sentidos escucharlo siendo declamado por Don Mariano Lebrón Saviñon. Su dulce voz y caballerosos gestos le imprimían un sello especial a las palabras, de las cuales era un maestro consumado en su manejo.

Médico y académico infatigable, duartista de estirpe y miembro fundador del Instituto Duartiano, prosista exquisito y siempre poeta, son algunas de las facetas de quien fuera, quizás, nuestro último humanista.

Don Mariano perteneció a los “ismos” culturales de su tiempo, incluso fue miembro fundador de la llamada “poesía sorprendida”, movimiento de precisa importancia en las letras nacionales.

Legendaria y fructífera fue su amistad con el también poeta y diplomático chileno –y casi dominicano- Alberto Baeza Flores, por el abono hacia las mejores causas culturales, el apoyo de las nuevas generaciones y la destacada calidad de su producción.

Don Mariano era poseedor de una cultura universal, sumada a una memoria prodigiosa, que le permitía citar y declamar textos de diversos ambientes culturales y épocas. En 1992 obtuvo el importante premio internacional José Vasconcelos, de México, del cual citamos sus últimas palabras como muestra de su humanismo:”Hay un problema abisal que tiene que enfrentar el hombre a fuerza de perturbar su paraíso: el de la convivencia.”, obligándolo a compartir con los demás, “Porqué no puedo parvularme en mi torre de marfil si no es a trueque de hacer estéril mi soledad”.

De igual forma en 1999 se le otorgó el Premio Nacional de Literatura por su vida dedicada a la poesía, la historia, la filología, el ensayo, la cátedra y el buen decir. En su discurso de aceptación, con esa humildad que le era tan suya, inicia con una cita de Luis Rosales, poeta español, al recibir el Premio Cervantes en 1982: “Lo dije muchas veces y lo repito: nadie merece un premio.  En su sentido más profundo la creación es siempre colectiva. Por consiguiente, quien puede merecerlo es la generación a la que pertenece…”

Fue Presidente de la Academia Dominicana de la Lengua y por mucho tiempo oráculo de la cultura nacional. Su “Historia de la Cultura Dominicana” en tres tomos es monumental. Sus artículos periodísticos eran coleccionables.

Personalmente le seguía en la sección que tenía en el programa de la presentadora Mariasela Alvarez (sobrina del autor) y, bien temprano y diariamente, en un programa matinal donde tenía un comentario cultural.

Su muerte, a los 92 años (1922-2014) de darse sin interés a los demás, haciéndose inolvidable para todos, enluta nuestra cultura y entristece la lira nacional. 

Loor a Don Mariano Lebrón Saviñón, paz a sus restos y festejemos su memoria en una fiesta de la cultura y de la poesía.

Al repasar sus textos de castiza orfebrería para este artículo, no puedo dejar de recordarle declamando aquel poema: “…Y no quise enamorarme porque teniendo marido, me dijo que era mozuela cuando la llevaba al río”. l

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