Las amenazas de la barbarie (VIII de VIII)

Vivimos en la edad de hierro planetaria. El desarrollo que hemos adoptado nos ha llevado a un punto insostenible que ha ocasionado una crisis de civilización.A la barbarie de guerras, masacres, deportaciones, fanatismos, dominaciones,…

Vivimos en la edad de hierro planetaria. El desarrollo que hemos adoptado nos ha llevado a un punto insostenible que ha ocasionado una crisis de civilización.

A la barbarie de guerras, masacres, deportaciones, fanatismos, dominaciones, que viene “desde el fondo de la noche de los tiempos” se suma nuestra propia barbarie, la que emana de nuestro proyecto de civilización que se centra en una racionalización que sólo valora el cálculo y el desarrollo científico-tecnológico e ignora a los individuos y sus necesidades, y que ha multiplicado las potencias de dominación y de muerte: armas nucleares, nuevas drogas, muerte ecológica (Morín, 2013: 66-67).

La dominación, la opresión, y todas las formas de barbarie humanas permanecen y se profundizan. La barbarie constituye un problema antropohistórico fundamental para el que no existe una solución dada.

Nuestra especie se ve amenazada con la autodestrucción. Por ello salvar la Humanidad constituye un imperativo. Existen posibilidades de lograrlo oponiendo la civilización a la barbarie. Se trata de civilizarnos cada uno de nosotros, de civilizar a nuestras sociedades y de civilizar la Tierra.

La conciencia de que vivimos en la era de la globalización o de la
mundialización, en la era planetaria, y de que la humanidad y la Tierra están amenazadas por la barbarie y la muerte se transforma en una nueva ética y en una nueva tarea para la educación:

Civilizar y Solidarizar la Tierra; Transformar la especie humana en verdadera humanidad se vuelve el objetivo fundamental y global de toda educación, aspirando no sólo al progreso sino a la supervivencia de la humanidad.

La conciencia de nuestra humanidad en esta era planetaria nos debería conducir a una solidaridad y a una conmiseración recíproca del uno para el otro, de todos para todos. La educación del futuro deberá aprender una ética de la comprensión planetaria’ (Morín, 2013:72).

La era planetaria se abre así a nuevas posibilidades y esperanzas. Podemos imaginar, desde nuestro origen y destino común, el fin de la edad de hierro planetaria y el inicio de una nueva era: la era de la civilización. l

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