Impacto fiscal del precio del petróleo

La noticia económica internacional del momento es la abrupta caída del precio del petróleo. Una combinación de una recuperación económica global que no termina de llegar y que mantiene la demanda aletargada, y aumentos de la oferta, en parte…

La noticia económica internacional del momento es la abrupta caída del precio del petróleo. Una combinación de una recuperación económica global que no termina de llegar y que mantiene la demanda aletargada, y aumentos de la oferta, en parte debido a que los altos precios que han prevalecido han promovido nuevas iniciativas de explotación con nuevas tecnologías, han generado una relativa sobre oferta que ha deprimido los precios.

Sabíamos que los precios de los combustibles serían moderadamente menores en los años próximos. Lo que no se esperaba era una reducción tan súbita y tan profunda. Esto hace dudar sobre la sostenibilidad del bajón, pero eso dependerá de los factores que están detrás, los cuales no están del todo claros, y de la intensidad de la reducción en la oferta que pueda producir la reducción del precio, que presionaría los precios de nuevo al alza.

Para cualquier economía que sea importadora neta de combustibles, hay dos efectos inmediatos y comunes de una reducción del precio de éstos. El primero es que reduce los costos de operación de las empresas y negocios. Si los mercados son competitivos, la reducción de los costos de operación se traduciría en una reducción de los precios en la economía.  Pero si los mercados son concentrados y las empresas tienen poder para fijar los precios porque la competencia es reducida, los menores costos de energía contribuirían a expandir las ganancias o aliviar las cuentas de las empresas, con impactos reducidos en los precios.

El segundo efecto es que alivia las cuentas externas del país, aumentando la capacidad de importar y reduciendo la presión sobre el mercado cambiario. Una reducción de un dólar en el precio del barril reduce la factura petrolera de 47 millones de dólares. Si el precio cae de manera sostenida, por ejemplo, entre 10 y 11 dólares el barril, el alivio en Balanza de Pagos sería de cerca de 500 millones de dólares.

Sin embargo, la economía dominicana es más vulnerable que muchas otras a los cambios en los precios del petróleo, al menos por tres razones.

En primer lugar, porque los ingresos tributarios son sensibles al precio de los hidrocarburos. Representan cerca del 14% de las recaudaciones impositivas.
Como es conocido, hay dos impuestos que los gravan. Uno es el impuesto específico que se expresa en un monto en pesos por volumen comprado. Por ese impuesto, las recaudaciones no se reducirían. El otro es el impuesto de 16% sobre el valor de los combustibles distribuidos. Son las recaudaciones por este impuesto las que se reducirían, en un porcentaje similar a la reducción del precio, siempre que el volumen no cambie.

En segundo lugar, el precio de los hidrocarburos incide de manera intensa sobre el monto del subsidio al sector eléctrico. Aunque las recaudaciones se reducirían, el costo de la generación también, y con ello el valor de las pérdidas de las empresas distribuidoras, y de las transferencias del gobierno al sector. Por cada dólar que se reduzca el precio, el subsidio se reduce en unos 18 millones de dólares, por lo que si el precio cae de forma permanente en 10 dólares, el subsidio se reduciría en 185 millones de dólares.

Como se ve, el cambio en el precio internacional tiene intensos pero contradictorios efectos fiscales. El efecto neto, sin embargo, parece ser moderado pero positivo para el fisco porque mientras el valor de las recaudaciones totales por impuestos a los combustibles es de más de 900 millones de dólares, y sólo una parte de ella es afectada por el precio del petróleo, el subsidio es de más de 1,200 millones de dólares, monto que es afectado en casi su totalidad por el precio de los combustibles.

Por último, si la reducción en el precio del petróleo se sostiene, el monto de financiamiento de Petrocaribe al Estado dominicano se reduce porque la proporción de los despachos de la estatal venezolana de petróleos que el programa financia se establece en función del precio.

En síntesis, si el bajo precio del petróleo se mantiene, las cuentas fiscales se aliviarían un poco pero la disponibilidad de crédito automático externo se reduciría, lo que obligaría a buscar alternativas de financiamiento.

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