Rivalidad entre hermanos, una situación que hay que resolver

Si bien es cierto que muchos hermanos se hacen mejores amigos, no lo es menos que en el proceso de su desarrollo, cuando va tomando forma su carácter y comienza a aflorar su temperamento, surgen cambios en sus necesidades e intereses que podrían…

Si bien es cierto que muchos hermanos se hacen mejores amigos, no lo es menos que en el proceso de su desarrollo, cuando va tomando forma su carácter y comienza a aflorar su temperamento, surgen cambios en sus necesidades e intereses que podrían hacer variar su relación fraternal. A veces para bien, a veces para mal.

Si los padres no sabemos manejar esa situación, se pueden desencadenar emociones dañinas.

Poner límites, intentar ser árbitro y no juez, no aceptar las acusaciones que, de uno, haga el otro; enseñarlos a resolver sus propios problemas y a respetarse, individualizar sus actividades, tiempos y espacios, no parcializarse y demostrarles cuán importante es saber resolver sus propios problemas o diferencias, son algunos de los factores que pueden contribuir a manejar la situación sin que nadie salga lacerado.

Algunos hermanos chocarán toda la vida, también con eso habrá que saber lidiar; tampoco es el fin del mundo si se sabe manejar. Los padres no debemos utilizar el mismo patrón para la educación de los hijos. Cada hijo es diferente al otro, aun habiendo nacido y formado en el mismo hogar.

Así como es saludable valorar su buena relación, también lo es la competencia sana entre hermanos, no así la rivalidad. Una importante cuota de responsabilidad en la tarea de fomentar la buena relación en el hogar descansa sobre los progenitores.

“La rivalidad entre hermanos es un sentimiento que no es agradable, pero es esperado, por lo que hay que aprender a mitigarlo. Es decir, los celos fraternos son sentimientos que surgen desde que nace un hermano, lo importante es saberlo manejar para que no se conviertan en celos patológicos”, explica la psicóloga Vanessa Espaillat, abordada sobre el tema.

En cuanto a rivalidad entre hermanos “no hay diferencia en edad y sexo. Desde que tienen que compartir el cariño de los padres o con un hermano, puede surgir”.

Considera la experta en el tema que los padres, con su conducta, podrían contribuir a aumentar o a disminuir la rivalidad entre sus hijos.

Para prevenirlo, dice que es importante que los padres tengan espacios individualizados con cada hijo, que le dediquen tiempo a cada uno por separado, además de compartir todos en familia.

Manejar el caso con cuidado

“Los hijos se deben diferenciar al máximo, por lo que es recomendable que no los vistan iguales, no les compren los mismos juguetes y objetos siempre, que no los comparen, pues cada uno es único e irrepetible.  Además,  la comparación aumenta los celos, disminuye la autoestima, y es considerada un abuso emocional.  Ayuda mucho que los padres los validen en su individualidad, en lo que son, que celebren las diferencias de los hijos, pues esto hace que disminuya considerablemente la rivalidad”, puntualiza Vanessa.

También- dice la experta- los hermanos mayores no pueden ocupar el lugar de los padres.  “Pueden ayudar puntualmente si los padres se ausentan, pero no ocupar su lugar, esto divide a los hermanos. Cuando un hermano mayor carga sobre sus hombros la crianza de los hermanos menores porque los padres se han aislado emocionalmente de sus funciones, por la sobrecarga de sus vidas, los menores se resienten y crean muchas disputas, tratando de que los padres vuelvan a ocupar su lugar”, indica.

Asegura que si los hermanos menores se ponen como consejeros de los mayores, y cuentan a los padres lo que ellos hacen, generarán un desequilibrio en la relación y enemistad entre ellos.

“Los hermanos se pelean para ver a quién los padres le dan la razón.  Por lo que si los padres se colocan como facilitadores y no le dan la razón a ninguno, las peleas disminuirán.  Si hay agresión física, hay que ayudarlos a ponerles palabras a su disgusto y que aprendan a dialogar y a resolver sus conflictos con los padres como facilitadores, pero no como jueces.  Cuando dos personas se disgustan hay dos responsables, y dos personas que tienen sus razones, por lo que nos es bueno darle la razón a ninguno.  Esto aumenta los celos”, subraya la psicóloga.

Y si los padres obligan a sus hijos a compartir, sin tomar en cuenta sus deseos, aumenta el conflicto, dice.

El decirle al mayor: “préstale a tu hermanito que es más pequeño”, impide que el menor aprenda a respetar la propiedad de los otros. Los hermanos prestan sus objetos y juguetes si quieren; y si uno quiere enseñarlos a compartir solo tiene que decirles que todos tienen derecho a decir no, si no quieren prestar, esto los asegura como dueños de su propiedad, y paradójicamente, como se sienten respetados, y aprenden a pedirse las cosas con permiso y a no tomarlas sin el consentimiento del otro, aprenden a compartir”, puntualiza.

Con los niños más pequeños, Espaillat recomienda que los mayores les pidan permiso para usar sus objetos y juguetes, para que se sientan respetados.
Con los hermanos mayores, “si los padres no se convierten en jueces de sus conflictos, sino en facilitadores de la comunicación, evitarán que los hijos sientan que se tiene preferencia por alguno de ellos.  Entenderán que se manejan con justicia ante las situaciones que se presentan”, asevera Vanessa.

Conocimiento
La rivalidad entre hermanos comienza, muchas veces, antes de que nazca el segundo hijo y continúa a medida que éstos crecen.

Consejo
Hay que evitar comparar un hijo con el otro. Esto fomenta la competitividad entre ellos.

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