Que no se olvide recordar

Oscar Taveras perdió su vida en un accidente de tránsito. El ejercicio de la comunicación, que hoy día carece de cierta rigurosidad y de ética, especialmente a través de las redes sociales, siempre se encarga de sectorizar, dividir, clasificar&#8230

Oscar Taveras perdió su vida en un accidente de tránsito. El ejercicio de la comunicación, que hoy día carece de cierta rigurosidad y de ética, especialmente a través de las redes sociales, siempre se encarga de sectorizar, dividir, clasificar y aislar las pérdidas humanas.

Al final, para mí, la de Oscar Taveras no fue la muerte de un pelotero que sólo pasa a engrosar la odiosa y funesta lista que todos han leído últimamente. No. Para mí se trata de la pérdida de un ser humano, cuyo ‘modus vivendi’ era el béisbol.

Es que a diario muere en un accidente automovilístico un doctor, un ingeniero, un abogado, un chófer, o uno miembro de cuánta clase productiva haya en este país y no veo a nadie escribir o decir: “van 10 doctores, o, con la muerte del ingeniero fulano, suben a tantas las muertes de los de su clase”.

Queremos individualizar y muchas veces hasta culpar a la clase peloteril cada vez que el cadáver de alguno de ellos yace en el pavimento. A veces nos extralimitamos y les ponemos tantos defectos a un pelotero que nos hacen lucir como una raza superior, ignorando que todos somos iguales.

A mi modo de ver las cosas todos somos culpables. Desde el Estado, el Gobierno, las autoridades y los ciudadanos comunes, todos tenemos la culpa por convertir a este país en un Estado fallido, uno en el que las leyes (incluidas las de tránsito) no se cumplen.

Los accidentes pasan, es cierto. Pero si hubiésemos respetado un poco más las leyes, las consecuencias quizás no hubiesen sido ni serán tan catastróficas.
Todo comienza por la formación hogareña. Si ves a tus padres quebrar las leyes una y otra vez, al final es casi seguro que también tú lo hagas. Nunca me va a caber en la cabeza que seamos tan diferentes cuando estamos en un país como Estados Unidos, donde sí se respetan las leyes y hay siempre vigilancia para que así sea.

La muerte de Oscar será un ejemplo hoy, mañana y tal vez hasta pueda serlo por los siguientes dos meses o tres, pero cuando todo se olvide, seguiremos igual hasta que otra vez algún pelotero traiga un vehículo de alto cilindraje y perezca en alguna carretera dominicana.

No vamos a cambiar, porque no nos están enseñando a cambiar.

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