Las cámaras

El atentado contra el Metro de Santo Domingo ha relievado la importancia de las cámaras de filmación en los lugares públicos o estratégicos de las ciudades.

El atentado contra el Metro de Santo Domingo ha relievado la importancia de las cámaras de filmación en los lugares públicos o estratégicos de las ciudades.Se puede decir, sin exageración, que las grandes protagonistas de la investigación de ese crimen han sido las cámaras y los equipos de vídeos que registraron las imágenes. La llegada del hombre que ejecutó la acción, el desarrollo de la misma, su desempeño, entrenamiento y habilidades utilizadas para escapar. Todo fue documentado por esos instrumentos de la ciencia cada vez más utilizados en todos los países.

Y es que las cámaras, de bajo costo de mantenimiento, son las vigilantes más baratas, con la ventaja de que lo registran, lo graban y lo revelan todo.

Hablando del Metro, hay que decir que el equipo de ese género ubicado en sus instalaciones está magníficamente diseñado, capta lo que ocurre adentro y en el área exterior. Reconocimiento a sus diseñadores y conductores.

Vale decir que las cámaras son tan buenas porque ayudan a reconstruir la verdad. ¿Recuerdan que el primer señalado del atentado por las autoridades policiales fue una víctima que aún tiene su vida a riesgo, el joven Franklin Alberto González? Pues los documentos fílmicos permitieron llegar hasta el elemento que lanzó el artefacto.

Todo eso contrasta muchísimo con lo ocurrido en la cárcel de Najayo. Un recinto que debe ser de máxima seguridad no ha podido comunicar que tiene vídeos de todo el aparataje que desplegó el crimen durante su asalto del viernes 24 de octubre.

Lo del Metro es la mejor indicación de que el gobierno debe continuar invirtiendo para darle un nuevo impulso al 9-1-1 en lo concerniente a la multiplicación de equipos de vigilancia en el Gran Santo Domingo y las principales ciudades de la República.

Esas cámaras ahorrarían esfuerzos. Servirían para prevenir, porque los criminales sabrían que sus actos quedarían registrados y eso les dificultaría sus desmanes.

En fin, que la mejor ayuda que el Gobierno puede ofrecerles a sus agentes de prevención y persecución de la criminalidad es dotándolos de más instrumentos de vigilancia electrónica y documental.

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