La Procuradora Adjunta para Asuntos de la Mujer enfatizó ayer en elCaribe que por más que el Ministerio Público haga su parte, la violencia contra la mujer persistirá como uno de nuestros mayores flagelos, si la sociedad no desarraiga el esquema machista-patriarcal. En esa aguda reflexión debiéramos concentrarnos como país. Las mujeres son muertas por los hombres como parte de una cultura que empieza en la infancia. Niñas y niños son educados bajo patrones de diferenciación sexual alienados: Ellas para ser culturalmente subordinadas; ellos los dominadores. Un condicionamiento tan “normal”, que las mujeres no hacemos real consciencia de nuestro reduccionismo. Por el mismo modelo escucharemos hoy a muchos machistas pontificar como si no lo fueran. 

El incalificable asesinato de Patria, Minerva y María Teresa Mirabal marcó el inicio del fin del dictador Rafael Leonidas Trujillo y al conmemorar la fecha en este año, cuando 200 mujeres más se sumaron a la lista de asesinadas por parejas o ex parejas, la sociedad debiera asumirla como arranque para, de una vez por todas, empezar a revertir esa denigrante sumatoria.

Cada feminicidio prueba que todo “lo hecho” ha fracasado; el procurador de la República reconoce que apremia aplicar estrategias mayores en el abordaje de la violencia contra la mujer.

La concurrida marcha del miércoles proyectó conmoción por el problema. La próxima manifestación debe ser para celebrar la reducción de los feminicidios. ¿El 25 de noviembre de 2012?