Noviembre: mes de la familia

Con este artículo concluyo los comentarios acerca de la importancia y valor que tiene la familia, como órgano de la sociedad, y la preocupación que de ella viene teniendo el Movimiento Familiar Cristiano, con el propósito de contribuir a su estabilida

Noviembre: mes de la familia

Se ha consagrado a noviembre como el Mes de la Familia, por eso el Movimiento Familiar Cristiano, mejor conocido como Emefecista, entre cuyos objetivos figura la defensa, orientación y estabilidad de la familia, lo celebra enviando a sus integrantes&#823

Con este artículo concluyo los comentarios acerca de la importancia y valor que tiene la familia, como órgano de la sociedad, y la preocupación que de ella viene teniendo el Movimiento Familiar Cristiano, con el propósito de contribuir a su estabilidad.

Lo que se aprende en familia nunca se olvida, por eso la iglesia y la escuela no serían tan importantes sin la directa y decidida cooperación de la misma.
Familia, iglesia y escuela son tres instituciones que deben andar juntas, aunque es evidente que se ha operado un cambio fundamental, pues mientras ayer se pedía la colaboración de la familia en la labor educativa, hoy lo que realmente se implora es que la escuela y la iglesia cooperen con la familia. Esto tiene su fundamento en el hecho de que mientras a la iglesia se va dos o tres veces por semana, y a la escuela 4 o 5 horas durante nueve meses, todo el tiempo restante se pasa en el seno de la familia, lo que permite presumir que es donde se completa la formación integral del individuo, por lo que debe reconocerse a los padres como los primeros educadores de sus hijos.

La familia es la fuente primaria de los valores de la sociedad, y de donde emanan las vocaciones de servicios. Ella es la que produce presidentes, los legisladores, industriales, profesionales, sacerdotes, religiosas, etc., llevando cada uno la marca de su propia familia, y empleando sus conocimientos y especialidades en el enriquecimiento y prestigio personal, así como en el bien de los demás. Este es el origen de la afirmación de Juan Pablo II: “si sobre la propiedad de las cosas, pesa una hipoteca legal, mucho más sobre los dones y cualidades personales, sugiriendo la necesidad de emplear lo que uno es y tiene para edificar una sociedad digna del hombre”.

“Los consejos, el buen ejemplo y los buenos testimonios pueden ser la clave para que la familia siga siendo manantial para las vocaciones de servicio, por lo que es recomendable las conversaciones de sobremesa, las buenas lecturas, la práctica de los sacramentos, pero el testimonio de una vida organizada en el bien común es el mejor patrimonio que podemos legar a nuestros descendientes”.

El mejor educador o pedagogo es la propia familia, con su palabra y su testimonio, pudiendo crear en los hijos cualidades y virtudes como las siguientes:

a) Responsabilidad para que cumplan con sus deberes y obligaciones de su estado o de su profesión, pues de nada sirve cambiar las ideologías si las personas no cambian sus mentalidades.

b) Sentido de justicia respetando el derecho de los demás sabiendo que los derechos terminan donde comienzan los derechos del prójimo: que los bienes terrenales están creados para el disfrute de todos los hombres y no para el acaparamiento de unos pocos; concientizarme en el sentido de que lo que a mí me sobra a otro le falta; no achacar lo injusto de las cosas a mi semejante; en fin, cambiar de tal manera para que todos seamos agentes de justicia y no de injusticia.

c) Educación para el amor en beneficio de la familia y en consecuencia de la paz. La educación para el amor nos abarca integralmente: en lo físico y en lo espiritual, porque el amor es lo que está llamado a salvar el mundo de la influencia del odio y la destrucción que en los últimos tiempos han puesto sobre la mesa de discusiones los líderes y las naciones que creen más en la guerra que en la paz, para dirimir sus conflictos.

Conviene recordar que Jesús refundió sus diez mandamientos en dos: amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a sí mismo. El día que esto sea la divisa universal entre los hombres la humanidad se habrá salvado.

Con gran aprecio y cariño dedico los dos artículos sobre “La familia”, a la distinguida egresada de nuestra Universidad UTE, Lic. Cándida Montilla de Medina, Primera Dama de la República, quien es una valiosa egresada de nuestra Escuela de Psicología, por los esfuerzos y grandes aportes que viene implementando a favor de la familia en los campos educativo, social y económico, para lo cual tiene un equipo de educadores valiosos, algunos de los cuales fueron sus facilitadores, cuando ella cursó sus estudios psicológicos en esta universidad de excepción, lo que como fundador de esta universidad intergeneracional, nos enorgullece sobremanera porque es indicador indiscutible de que este es un Centro de Educación Superior de calidad.

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Se ha consagrado a noviembre como el Mes de la Familia, por eso el Movimiento Familiar Cristiano, mejor conocido como Emefecista, entre cuyos objetivos figura la defensa, orientación y estabilidad de la familia, lo celebra enviando a sus integrantes a dictar charlas, conferencias y/o cursillos a las instituciones que lo deseen y solicitan, así como también asignándoles a algunos de sus miembros prédicas en las misas dominicales en las distintas parroquias de esta capital. Como miembro y simpatizante de este importante movimiento cristiano hace algunos años fui asignado a predicar en la Parroquia Santiago Apóstol, bajo la tutela hace varios años del reverendo padre Santelises, amigo desde hace muchos años.

Como material de orientación se me dio un trabajo titulado “La Familia, manantial de vocaciones de servicio”, que por su gran significación voy a comentar, ya que puede ser de gran utilidad para cualquier miembro de una familia que tenga a bien leerlo. La familia cobra importancia y trascendencia debido a que es el primer grupo en el que uno hace y comienza a desarrollarse, y el pensar y actuar depende en gran medida de la influencia que uno puede recibir de los pequeños grupos con los que convive.

Pedagogos y sociólogos coinciden que durante los seis primeros años de vida, el niño adquiere más conocimientos que en el resto de todo su aprendizaje, y como es natural la mayor parte del tiempo durante ese período, el niño la pasa con la familia, donde aprende los primeros movimientos, las primeras palabras, las creencias religiosas, la lealtad, la honestidad y el amor, por lo que se afirma que la familia es la principal fuente de vocaciones de servicio.

La evolución y la complejidad que diariamente complican el desenvolvimiento mundial, ha llevado a la sociedad a quitarle a la familia algunas de las funciones que tenía en otros tiempos. Así vemos como la función religiosa pasó a las iglesias; la educativa, a las escuelas; las de salud, a las clínicas y hospitales, y las recreativas, a los clubes.

No es conveniente retornar a la antigua familia patriarcal, donde el padre lo era todo: padre, sacerdote, rey, maestro, médico, etc., pero tampoco se debería permitir que la familia olvide o descuide sus esenciales funciones como formadora espiritual, moral y cristiana de sus componentes.

La Madre Teresa de Calcuta, ganadora del Premio Nobel de la Paz, y quien hace unos años visitó este país, manifestaba: “La sociedad de consumo ha hecho un mundo de cosas: un mundo de máquinas, de grandes edificios, de productos de comodidad y confort, pero ha variado este mundo de personas y de aquello que caracteriza las personas, el amor”.

De este pensamiento se desprende que en el calor de la familia y en el hogar es donde se aprende a vivir realmente el amor.

La familia no sólo es un órgano de la sociedad, sino que es la base de la sociedad, por eso la familia es la principal defensora de la sociedad, pues al reconocer y respetar los derechos de la familia se reconocen y respetan los derechos de esa sociedad: promocionar la familia es promocionar la sociedad, que debe educar en el amor y para el amor.

Por otra parte, se afirma con razón que la sociedad es el espejo de la familia. No funciona bien el cuerpo si sus miembros están rotos o enfermos eso mismo sucede con la sociedad cuando los miembros que la integran no coordinan sus acciones para un bien y estricto funcionamiento. Esto quiere decir que el desarrollo físico, mental, social y religioso de sus miembros debe estar bajo el control de la familia.

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