A propósito del maltrato a la mujer

Lamentablemente, la violencia contra la mujer en la República Dominicana tiene una alta incidencia con espeluznantes cifras de mujeres asesinadas por parejas o ex parejas. Nuestro país es el lugar del Caribe con mayor cantidad de delitos de este…

Lamentablemente, la violencia contra la mujer en la República Dominicana tiene una alta incidencia con espeluznantes cifras de mujeres asesinadas por parejas o ex parejas. Nuestro país es el lugar del Caribe con mayor cantidad de delitos de este tipo según el Informe Internacional “Violencia contra la mujer en las relaciones de pareja”, elaborado por el Centro Reina Sofía.

Actualmente, más mujeres en edades entre 15 y 44 años mueren por esta razón, que por enfermedades como el cáncer o por accidentes de tránsito. Y aunque exista una intención de combatir el problema por parte de las autoridades, como el Ministerio Público y el sistema judicial en general, lo cierto es que no existe una política integral fuerte que enfoque, además de la parte punitiva, la prevención, la educación y sobre todo la protección de las mujeres maltratadas y amenazadas.

En este mes de no violencia contra la mujer es necesario enfatizar la lucha contra tan pernicioso delito y hacer hincapié en la necesidad de que se hagan las correspondientes denuncias, por parte de la víctima o de los testigos. Y esto debe ser sobre cualquier forma de violencia, no sólo la física que es la más evidente sino también la patrimonial, la sexual o el maltrato psicológico que es tan o más dañino debido a sus repercusiones en la salud y el estado emocional de las personas.

Es necesario que las mujeres identifiquen las diversas formas de violencia, castigada con prisión y multa en nuestra Ley 24-97 y no duden en acudir a la justicia, pero además, para que las víctimas puedan sentir más seguridad en hacer sus respectivas denuncias, el Estado debe jugar un rol más activo en ofrecer garantías para que no se repitan casos de mujeres asesinadas luego de haber dado una voz de alerta.

Resulta urgente un consenso de todos los sectores involucrados para la definición de una política concreta y un protocolo de actuación, la creación de más centros para mujeres maltratadas y el desarrollo de programas para concienciar a agresores y potenciales agresores.

Pero aún más importante es la necesidad de educar a una población machista en la que aún existe una permisividad social al maltrato a la mujer. Hay que erradicar ya la nefasta cultura patriarcal de la que esto deriva, en la que algunos hombres son moldeados para dominar y agredir a los débiles, creándoles un velo que les impide ver que a los ojos de la mayoría no son más que puros cobardes.

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