¿Aplazar el debate de la ley de partidos?

A partir de la reforma de la Constitución del año 2010, quedó pendiente un conjunto de reformas dirigidas a mejorar la calidad del sistema político dominicano. El debate y posterior aprobación de estas reformas han quedado rezagados. Al parecer,&#823

A partir de la reforma de la Constitución del año 2010, quedó pendiente un conjunto de reformas dirigidas a mejorar la calidad del sistema político dominicano. El debate y posterior aprobación de estas reformas han quedado rezagados. Al parecer, los actores políticos no sienten ninguna presión al respecto, pues a pesar de la erosión de la confianza en el sistema de partidos, estos siguen contando con un gran apoyo popular. Sin embargo, la fortaleza de los partidos descansa en las redes clientelares que se han podido tejer, lo que no es sostenible en el tiempo.

En tal sentido, la sociedad dominicana no escapa de una lenta pero continua profundización de la crisis de representatividad de los partidos políticos. La única manera de evitarla, es promoviendo reformas que permitan hacer de las organizaciones políticas, instituciones democráticas, transparentes y en capacidad de promover equidad en la competencia política. Dos reformas pendientes pueden ayudar en esta dirección, la aprobación de una ley de partidos políticos y una nueva ley electoral que sustituya la obsoleta ley No. 275-97. Ambas propuestas están desde hace años en el Congreso Nacional sin que terminen de aprobarse.

Estos cambios en el marco jurídico para regular la actividad política, no solo no se llevan a cabo, sino que en los últimos años hemos sido testigos del retroceso democrático en la vida partidaria en el país, lo que se constituye en una contradicción. Por un lado se apela al discurso del cambio y por otro lado se afianzan las prácticas autoritarias y poco trasparentes de los partidos. Si no hay un cambio en la cultura política, de nada vale aprobar nuevas leyes. Estos cambios tienen aún menos sentido, si con la nueva legislación se busca que todo siga igual o que empeore, como es el caso de las nuevas propuestas que se han estado discutiendo en torno a la ley de partidos políticos.

En un seminario sobre este tema, organizado por el Instituto de Formación Política del PRSC, escuché el planteamiento de que dadas estas amenazas, producto de la desigual correlación de fuerzas en el Congreso y teniendo en cuenta la proximidad de las muy complejas elecciones del 2016, lo más conveniente sería que los legisladores se concentren en la discusión del proyecto de Ley del Régimen Electoral y que la aprobación de la Ley de Partidos se aplace para después de los comicios, cuando existan mejores condiciones para el debate. Esta propuesta no es para nada descabellada, por lo que entiendo, debería ser seriamente considerada por los distintos actores políticos. 

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