La dimisión del primer ministro de Haití, Laurent Lamothe, luego de las protestas y en atención a las recomendaciones de la Comisión Consultiva, un organismo que integran personalidades de diferentes sectores y que fue creado por el presidente Michel Martelly, parece un punto de inflexión en la crisis política.
Además de la salida de Lamothe, la comisión sugiere la sustitución del presidente del Consejo del Poder Judicial, Anel Alexis Jose, y de los jueces del Consejo Electoral. Pero también, en la calle, la gente reclama la renuncia del Presidente de la República que, sin embargo, termina su período en el 2016.
La dimisión de Lamothe puede detener las protestas, pero si no se trabaja seriamente para las elecciones congresuales y municipales, es muy probable que la violencia retorne a las calles de Haití, con todas sus implicaciones. Hay que considerar que aún está en el Parlamento un nuevo estatuto electoral.
Para muchos, Martelly no ha sido diligente para propiciar la celebración de las elecciones para completar un tercio de la matrícula de senadores y en enero vencerá el mandato de otros diez, lo que sugiere la disolución del Parlamento.
Se pensaba que con el acuerdo de principios de año, con la mediación de la Iglesia católica, el camino para la celebración de las elecciones quedaría despejado. No resultó así. La presión de la oposición y de organismos internacionales de nada ha servido para normalizar el proceso de democratización.
Ante la imposibilidad de celebrar elecciones antes de enero, Martelly quedará habilitado para gobernar por decreto. Tampoco tendrá un primer ministro ni Parlamento habilitado para validar uno nuevo.
Martelly estaría en potestad hasta de convocar las elecciones. Toda la presión sería directa hacia él. Una peligrosa situación.
Aunque la salida de Lamothe atenúa el conflicto, si el Presidente no actúa con sentido común y percepción de la realidad, podría tener una agitación renovada. Y eso es peligroso.
Preocupa en toda la isla. Los haitianos, bajo el liderazgo de su presidente, deben desmontar esta peligrosa coyuntura. La Comisión Consultiva aún puede actuar diligentemente. Lo otro es incertidumbre.
Deseamos que Haití se normalice.