Una mirada al 2014 y algo más II

I ntentar comprender los derroteros del arte dominicano contemporáneo, supone grandes riesgos que muy pocos están dispuestos a asumir, pues los últimos años nuestro arte ha estado representado por “grupos” que se mueven bajo el amparo de mecenas&#

Una mirada al 2014 y algo más

Son muchos los episodios que permanecen frescos en la memoria, pero que tal vez la mayoría olvida, pues hasta ahora se ha hecho difícil lograr periodizar las múltiples presentaciones que tenemos año tras año, malas y buenas, a veces no tan malas,&#82

I ntentar comprender los derroteros del arte dominicano contemporáneo, supone grandes riesgos que muy pocos están dispuestos a asumir, pues los últimos años nuestro arte ha estado representado por “grupos” que se mueven bajo el amparo de mecenas e instituciones; otros, mediante la égida de galeristas que no sólo procuran la venta de las obras en el mercado local, sino que además encuentran un espacio en ferias y subastas a nivel internacional; mientras que, como ya comentáramos en la pasada entrega, hay quienes crean la obra y por sí mismos la comercializan.

Los menos afortunados, se mantienen trabajando con la esperanza de que en algún momento aparezca un interesado en su manera de ver la realidad y la forma en que lo transmutan en el lienzo. Pero cuidado, porque quien no se lanza a la aventura de esta vorágine existencial difícilmente logra algún reconocimiento.

Durante más de una década hemos estado en presencia de una debacle cultural, puesto que la gerencia cuando su base es literaria bienvenido sean los libros, en tanto que si es musical, bienvenidos sean los ritmos. ¿Será que necesitamos un nuevo renacimiento en el que reencarnen figuras como Leonardo, Miguel Ángel y Rafael? ¿O sencillamente, estamos llamados a una revolución cultural?
Lo cierto es que la mayoría está consciente de la realidad, pero nadie se atreve a enfrentar los hechos, pues de una forma u otra existen intereses que van conectándolos unos con otros y nadie puede dar la vuelta en redondo sin que se arrastre cola.

Entre paredes, posiblemente sea el único espacio en que se expresen las verdades y se consideren los puntos de inflexión. Necesitamos un cambio, pues no podremos salir adelante. De otro modo, el arte dominicano será asumido por dos o tres ejemplares que nos representen una y otra vez en los eventos internacionales hasta la saciedad. Es momento de dar oportunidad a nuevos talentos, dejar a un lado el individualismo y trabajar en colectivo. l

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Son muchos los episodios que permanecen frescos en la memoria, pero que tal vez la mayoría olvida, pues hasta ahora se ha hecho difícil lograr periodizar las múltiples presentaciones que tenemos año tras año, malas y buenas, a veces no tan malas, a veces no tan buenas.

No obstante, es inquietante saber que no existe una política definida en relación al arte en nuestro país. Muchos organizan exposiciones, cuyo resultado es el encuentro de un grupo de amigos, en ocasiones, no tan amigos; quienes aprovechan para socializar. Pero luego de ahí la venta de las obras se torna difícil. En la mayoría de los casos, es el propio artista quien las termina vendiendo al mejor postor.

El rol protagónico lo tienen los últimos días los decoradores. De manera que si no estás conectado con ellos o con algún agente con acceso a cierta institución pública o privada, el mercado de arte se torna difícil. Entonces nuestro arte va perdiendo valor, pues los artistas reproducen una obra distante de lo que les motiva, porque necesariamente tienen que dar cabida al encargo, de otro modo no sobrevivirían.

La pregunta es: ¿está mal que reproduzcan en el lienzo lo que otro quiere y no lo que sienten? Viéndolo de forma utópica, sí, está mal; pero siendo pragmático, es válido, puesto que todo es relativo.

Ahora bien, eso no es todo, si se trata de la obra de uno de los denominados grandes maestros del arte dominicano ya fallecido, es muy probable que se necesite la legitimación de un especialista. Ahí viene la cuestión, ¿estamos siendo honestos o sencillamente nos interesa más lo que podamos ganar en el momento o la repercusión que pueda tener esto en un futuro no muy lejano? Porque estamos llenos de falsificaciones…

Ojalá que este 2015 podamos ser más objetivos y que lo que hagamos sea con base firme para esta y las futuras generaciones. ¡Hasta una próxima!

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