From Russia with Default

Dieciséis años después del incumplimiento de su deuda soberana, Rusia se encuentra de nuevo en una situación extremadamente delicada.

Dieciséis años después del incumplimiento de su deuda soberana, Rusia se encuentra de nuevo en una situación extremadamente delicada. La economía rusa en los años recientes ha exhibido indicadores envidiables en los dos principales saldos macroeconómicos. El balance del sector público consolidado mostró superávit en el 2011 y 2012 (1.5% y 0.4% del PIB, respectivamente) y un déficit leve en el 2013 y la proyección del 2014 (-1.3% y -0.7% del PIB, respectivamente). La cuenta corriente de la balanza de pagos exhibió superávit considerables en el período 2009-2013, oscilando entre 5.1% y 1.6% del PIB.

Detrás de estos excelentes resultados está el sector petrolero. En el ámbito fiscal, si dejamos fuera los ingresos netos que el sector público recibe de la actividad petrolera, el déficit del sector público no petrolero se movió entre 10.0% y 12.2% del PIB en el período 2011-2014. Una vez incorporamos los ingresos netos generados por el sector petrolero, que han oscilado entre 10.9% y 11.5% del PIB en el mismo período, se obtienen los resultados superavitarios o levemente deficitarios en las cuentas consolidadas del sector público que mencionamos al principio. En el caso de la cuenta corriente de la balanza de pagos sucede lo mismo. Durante el período 2009-2013, las exportaciones de petróleo han representado el 53.2% del total de las exportaciones rusas.
Lo anterior revela la fuerte dependencia que tiene Rusia en el petróleo. Un aumento considerable en el precio del petróleo se traduce en enormes beneficios para su economía y viceversa, un desplome en el precio, le acarrea serias calamidades. En los últimos 6 meses, el precio del barril de petróleo Brent ha descendido en un 46%. El colapso en el precio del petróleo ha provocado un fuerte descenso en el valor de las exportaciones y una caída brusca en los ingresos petroleros que recibe el sector público. Los dos balances macroeconómicos fundamentales han iniciado su marcha hacia campos deficitarios, generando alerta, incertidumbre y preocupación en los tenedores de bonos soberanos rusos ante la posibilidad de un default similar al de 1998.
A la caída brusca de los precios del petróleo le antecedieron los efectos perjudiciales derivados de las medidas restrictivas al comercio y la inversión impuestas a Rusia por Occidente en represalia por la invasión rusa a Crimea.

El Banco Central de Rusia, para enfrentar los efectos generados por estas medidas y la brusca caída en el precio del petróleo, ha vendido US$95,000 millones de sus reservas. Esto no ha podido evitar, sin embargo, una devaluación de casi 50% del rublo durante el 2014, acentuando los temores de una posible incapacidad rusa para servir su deuda. Para detener la fuerte salida de capitales provocada por la incertidumbre macroeconómica, el Banco Central de Rusia tomó la decisión de subir de 10.5% a 17% su tasa de interés. Se ha dejado entrever que si el fuerte aumento de la tasa de interés del Banco Central no logra detener la fuga de capitales, Rusia podría imponer fuertes controles a la salida de capital.

Algunos podrían estarse preguntando el porqué hemos dedicado la entrega de hoy a analizar la crisis macroeconómica que afecta a un país tan lejano de nosotros como Rusia. Es cierto que la distancia que nos separa es enorme. Podría argumentarse que Rusia pasó por una crisis similar en 1998, incurrió en default de su deuda y nosotros no fuimos afectados, pues crecimos un 7% ese año. Hay una diferencia, sin embargo, con relación a 1998. En aquel momento, República Dominicana no tenía deuda soberana en los mercados. Hoy sí la tiene. La incertidumbre existente en Rusia provocó una venta masiva de bonos soberanos no sólo de Rusia, sino también de los bonos de todas las economías emergentes del mundo, incluyendo República Dominicana. Los precios de nuestros bonos cayeron y los rendimientos ofrecidos en el mercado secundario subieron considerablemente. El bono de 30 años, que se estaba transando con un rendimiento de 6.43% días antes de la fuerte devaluación del rublo, llegó a transarse con un rendimiento de 7.00%, para bajar el viernes pasado a 6.76%.
Para un país que tiene que ir al mercado global de capitales a colocar los bonos requeridos para financiar el déficit presupuestario del 2015 y cubrir los vencimientos de deuda pública de este año, no es buena noticia el tener que colocarlos ofertando rendimientos o tasas de interés mayores a las que estuvieron vigentes hace unas semanas. Luego de las medidas tomadas por el Banco Central de Rusia, la devaluación del rublo, por el momento, parece haberse detenido. Pero realmente no sabemos si en este momento la tranquilidad que estamos observando es la misma que se percibe cuando nos encontramos en el ojo del huracán. De ahí la importancia de que el Gobierno dé un seguimiento diario a la crisis rusa, pues si la baja en los rendimientos de los bonos que se ha estado verificando en los últimos días continúa, convendría colocar los bonos soberanos inmediatamente termine la fiesta de fin de año. 

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