Mirando al cielo de noche confundía satélites artificiales con estrellas, hasta que me observaron el error. La gente común no tiene en mente la realidad que son, desde hace cinco décadas,  las portentosas estructuras espaciales que orbitan alrededor de nuestro planeta. Son matriz de avances en las telecomunicaciones actualmente ordinarios.

La tecnología GPS, por ejemplo, muy popularizada mediante los teléfonos móviles. ¿Y qué tal si las personas dispusiéramos también de alguna suerte de particular GPS para no extraviarnos en la dirección de nuestras vidas? Probablemente lo tenemos: la misma guía divina que nos hace capaces de crear tecnologías sorprendentes. Pero como generalmente enfatizamos más  en“localizar” cosas externas que internas, terminamos perdidos. En espíritu y esencia. l

La obra de dios es paciente y constante; Él se ha propuesto hacer algo valioso con tu vida, tiene planes bien específicos y diseños bien elaborados para bendecirte de la mejor manera. Todos sobre la base de su palabra.

En ella encontramos dirección y propósito, no es eco hueco, trabaja con “hechos”. ¡Es lámpara a nuestros pies! Con precisión asombrosa configura nuestras pisadas, como nuestros saltos. No tendremos paradas innecesarias ni incidentes sin solución. Aquel que ande en su camino por torpe que fuere, no se extraviará. Ella es al viajero de la vida lo que un GPS a quien busca su norte.

Jesús no vino a imponer la verdad, sino a exponerla; deja pues que su luz proyecte tu camino y revele tu destino.