Felicidades

Esta temporada navideña, junto a la llegada del Año Nuevo, siempre son el motivo para acercarse al prójimo y manifestar la esperanza de buenos deseos, traducidos generalmente en la expresión de felicidades y en el anhelo de que el próximo…

Felicidades

El béisbol es una pasión que nos une en el disfrute. El mayor goce recae en los ganadores, pero la derrota no es un motivo para la tristeza…

Esta temporada navideña, junto a la llegada del Año Nuevo, siempre son el motivo para acercarse al prójimo y manifestar la esperanza de buenos deseos, traducidos generalmente en la expresión de felicidades y en el anhelo de que el próximo año sea de bonanza, prosperidad y crecimiento. Esos son, sinceramente, los deseos del autor de esta columna para todos sus lectores, amigos y relacionados. Y que el Todopoderoso me escuche, para bien colectivo…
Repartos
Las críticas son permanentes al clientelismo que se manifiesta en la entrega de dádivas y donaciones coyunturales, y la censura viene, talvez con cierta razón, bajo el argumento de que son acciones que no responden a un deseo real de solidaridad y filantropía, sino más bien, a la búsqueda de capturar voluntades aprovechando las precariedades y necesidades de la gente. Sin embargo, otra vez –como en años anteriores- los políticos han apelado a los repartos, haciéndose sentir más en los denominados sectores carenciados, es decir, donde residen las personas de menores ingresos. Nadie parece querer quedarse atrás, ya que desde el gobierno hasta la oposición repartieron cajas, funditas y otros regalos. Es verdad, asimismo, que se siente y percibe cierta timidez en el gasto desde el gobierno para dar canastas y otros regalos a sus relacionados, pero eso se interpreta, muy correctamente, como la asimilación del estilo austero que promueve y ejecuta el propio presidente Danilo Medina. De todas maneras, funditas y cajitas sí que han habido por pipá en estas navidades. Y más aún, el senador Adriano Sánchez Roa se fue más lejos, e introdujo la novedosa forma de repartir en su zona cubetas llenas de comestibles, golosinas y otros productos de mucha demanda en esta época, un excelente medio de promoción política porque ya me dijo un todólogo que “la gente bota la funda y rompe la cajita, pero la cubeta, como es plástica y de uso múltiple, se queda en la casa y es una valla permanente”. ¡¿Qué cosa? ¿Eeeh..?!

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El béisbol es una pasión que nos une en el disfrute. El mayor goce recae en los ganadores, pero la derrota no es un motivo para la tristeza eterna. Frustra momentáneamente, pero tan pronto pasa ese trago amargo, todos nos envolvemos en la alegría de los ganadores.

El béisbol nos pone en competencia, en pelea, dicharacheros, en un ambiente gratamente sano. Hasta los muy contados que no se interesan en la pelota, se meten a fanáticos, sólo para estar en el can.

Es el entretenimiento nacional, donde el fanatismo, y ahí el temperamento dominicano, no lleva a los extremos de otros aficionados de países del primer y  tercer mundos, que a veces terminan sus campeonatos en batallas campales. Bueno, algunos desaprensivos, “en baja” durante el desarrollo del partido, tiran vasos plásticos y algunos pequeños desperdicios al terreno de juego, o profieren algunas frases pasadas de tono. Pero en general, nuestra diversión es sana, sin sangre.

Por todo ello debemos felicitarnos por ser fanáticos razonablemente apasionados. Y esa felicitación es especial para los combativos Leones del Escogido, que trabajaron para ganar. Después del tercer triunfo corrido, dieron la impresión de que se caían, pero en el noveno encuentro sacaron las garras y se impusieron una vez más.

También hay que reconocer la regia capacidad combativa de las Águilas Cibaeñas, un conjunto duro de matar. Comenzaron a la defensiva, y cuando tomaron los maderos como debía ser, dieron la impresión de que serían los ganadores del torneo. Trabajaron para vencer, con mucha determinación, orgullo y persistencia. Hay que felicitar a ese equipo por hacer posible que la justa se fuera al máximo.

Ahora vamos a la Serie del Caribe, donde los Leones del Escogido representan la bandera de la Nación. Es necesario recibir con la habitual gracia del dominicano a quienes nos visitan, y que la pelota siga siendo una oportunidad para compartir y disfrutar, al mejor estilo criollo.

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