Una vía peligrosa

Si las principales carreteras del país fueran registradas en atención a su peligrosidad, probablemente, el tramo de la autopista Las Américas, desde su inicio hasta el fin, en la intercepción después de Boca Chica, se llevaría el primer lugar.

Si las principales carreteras del país fueran registradas en atención a su peligrosidad, probablemente, el tramo de la autopista Las Américas, desde su inicio hasta el fin, en la intercepción después de Boca Chica, se llevaría el primer lugar.

La inseguridad de amplio espectro de Las Américas no es un tema nuevo. Hace tiempo que es objeto de atención y preocupación ciudadana. Pero con la expansión de la comunicación terrestre hacia la región Este y el creciente número de pobladores que la habitan, el tránsito por la misma está cada vez lleno de mayores riesgos.

Por un lado, la inseguridad a consecuencia de las bandas que asaltan preferiblemente a personas que ingresan al país por el aeropuerto Las Américas. Una y otra vez se anuncian medidas, pero una y otra vez se conocen ilícitos.

Víctimas de asaltos que por el drama humano que encierran dan ganas de llorar. Dominicanos llenos de ilusiones que regresan con bienes preciados, dinero o utilerías que pierden en un santiamén. A veces hasta arriesgan sus vidas. Ese será un problema hasta que las políticas de seguridad no cobren el grado de efectividad deseado.

Ahora, el aumento del tráfico hacia y desde el Este, por el crecimiento de la producción y los servicios, más las imprudencias de conductores y transportistas, y especialmente, cómo los motoconchistas violan las normas mínimas de tránsito, a veces abriendo pasos entre los carriles de la vía, crean una situación más gravosa que obliga a las autoridades a realizar intervenciones más puntuales.

Es verdad que Las Américas es una autopista vigilada, donde funciona un servicio de apoyo de la Policía y Obras Públicas a conductores, que sólo este año atendió 1,397 casos, pero el foco de atención de sus operarios se centra en asistencia técnica o humanitaria.

Quizás sea necesario un reforzamiento de la seguridad para las personas ante las amenazas de la delincuencia. También desde el punto de vista del tránsito con énfasis en motoristas. Y en el tramo desde el peaje hasta la salida de Boca Chica, estudiar soluciones mayores que tiendan a atenuar el caos cotidiano actual. l

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