¡Wao! Pedro Martínez lo logró

Pedro Martínez pudo entrar por la puerta grande a la inmortalidad, cerrando con sello indeleble de esplendor la carrera del hombre que pocos creyeron que se establecería y mucho menos que sería uno de los mejores de todos los tiempos.

Pedro Martínez pudo entrar por la puerta grande a la inmortalidad, cerrando con sello indeleble de esplendor la carrera del hombre que pocos creyeron que se establecería y mucho menos que sería uno de los mejores de todos los tiempos.

Damas y caballeros, antes de Pedro “El Grande” estuvo “Pedro ¡wao!”
Fue la piedra rechazada para construir en Los Ángeles, enviado a Montreal como uno más que, en la proyección de los gurúes de entonces, luego sería uno menos en las Mayores.

Se les olvidó medir el corazón de Pedro, que siempre fue más grande que el estadio en el que le tocaba trabajar. Sin agallas no se llega al Olimpo del deporte. Ese intangible separa a los mortales de los seres especiales.

Los grandes siempre son orgullosos, ellos contra el mundo. Muchas veces requieren del reto para probar una vez más que están por encima de la liga.

Martínez recibió una oportunidad y el resto es historia. Lo que nunca olvidó fueron los fallidos pronósticos sobre su talento. Ahí encontró el combustible para mantener su vuelo alto en la mayor parte de sus 18 años de carrera.

“Mira se ganó un Cy Young. ¡Wao!”, dijeron algunos en 1997, cuando fue el mejor lanzador de la Liga Nacional. “Pero puede lanzar en la Liga Americana. Ya lleva dos Cy Young. Pero Pedro, ¡wao!”, entonces señalaron los mismos en 1999, año en el que confeccionó una de las obras maestras de serpentinero alguno. Triple Corona del pitcheo (líder en victorias con 23, en promedio de carreras limpias con 2.07 y en ponches con 313).

Pedro silenció a cada uno de los escépticos con el gran mensaje de su obra: se puede limpio, con dedicación, disciplina y trabajo.

Martínez, el hijo de Manoguayabo, ahora es pieza importante de la historia de las Grandes Ligas. Pero que quede claro es patrimonio de la República Dominicana.

Recuerdo cuando llegó a las 100 derrotas. Ante la pregunta de qué significaba para él esa cuota de juegos perdidos dijo “eso es un número. Muchos quisieran que los dejen perder un juego en Grandes Ligas. A mí me dejaron perder 100”.
Así hablan los grandes.

¡Wao! Pedro. 

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