El mercado y los gobernantes

El lamentable incendio en el mercado de Villas Agrícolas brindó una oportunidad para reformularlo y rescatar los espacios que están bajo su influjo.

El lamentable incendio en el mercado de Villas Agrícolas brindó una oportunidad para reformularlo y rescatar los espacios que están bajo su influjo. Pero ante el desastre, las autoridades no reaccionan con la calidad debida. Desde cualquier perspectiva, el mercado requiere una intervención pública.

El cabildo del Distrito Nacional no tiene dinero para hacerlo. El Gobierno no ha dicho que asumirá la obra, aunque una comisión oficial había visitado la plaza antes del incendio.
Mientras tanto, algunos mercaderes han retornado a la parte más dañada. Corren riesgo, toda vez que se desconoce el resultado de una evaluación ordenada por el Ayuntamiento del Distrito Nacional.

Las autoridades conocen la importancia de esa terminal de productos agropecuarios y necesariamente deben tomar una decisión. Tiene que ser ahora. Las circunstancias lo han precipitado.

Al mismo tiempo, está en desarrollo el proyecto de reformulación de la comercialización de productos agropecuarios en el Gran Santo Domingo, con el Merca Santo Domingo como principal centro de apoyo y una cadena de mercados secundarios. Villa Consuelo y Cristo Rey serían parte de esa red.

Pero la falta de voluntad que hoy se ve con el mercado de Villas Agrícolas o “Nuevo”, es la que también imposibilita que Merca Santo Domingo arranque.

Es decir, que la recuperación del mercado de la Duarte o Villas Agrícolas hay que verla dentro de una cuestión mayor, que es el insoluble sistema de suministros decentes y justos de alimentos a la Capital.

¿Dejarán que el arrabal incendiado siga así? El alcalde del Distrito Nacional y la Presidencia de la República tienen que ponerse de acuerdo. Es un asunto del municipio, pero por su dimensión, tiene carácter nacional como terminal de arrimo de productos para el abastecimiento de dos millones de habitantes.

Los comerciantes deben contribuir a que los gobernantes asuman su responsabilidad. Si bien están acicateados por la necesidad y la lógica de la sobrevivencia, deben estar conscientes de que es imposible mantener el desastre actual. Aceptar la realidad de que el mercado y toda esa zona de la ciudad hay que recuperarla. 

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