La Altagracia en París

INTRODUCCIÓNHagamos un poco de historia: a) Hace 50 años, cuando yo hacía mi especialización en catequesis y preparaba un doctorado en teología sobre la Altagracia en la Universidad Católica…

INTRODUCCIÓN

Hagamos un poco de historia:

a) Hace 50 años, cuando yo hacía mi especialización en catequesis y preparaba un doctorado en teología sobre la Altagracia en la Universidad Católica de París, no había inmigrantes dominicanos en Francia. Sólo se encontraban estudiantes y algunos refugiados políticos de izquierda y turistas criollos, que eran muy bien recibidos en la Europa de entonces, porque nuestras monedas tenían más valor que la de ellos. No se necesitaba visa para entrar ni a España ni a Francia. También en esa misma época dedicaba una parte de mi tiempo, además de asistir a clases y a estudiar, a servir pastoralmente a la inmigración española de las afueras de París, situada en Asnières-Sur-Seine desde la parroquia de Notre Dame du Perpetuel Secours, donde me alojaba. Por demás está decir que no había en ese grupo ni un solo latinoamericano. Todavía hoy permanece una colonia española, pero ya mezclada con otros países de habla hispana.
b) Cuando la embajadora de la República Dominicana en Francia, doña Rosa Hernández de Grullón, me invitó, a principios de diciembre del 2014, a entronizar una imagen de la Virgen de la Altagracia en una iglesia parroquial en el centro de París, para los inmigrantes dominicanos en Francia, miré mi agenda, vi que era posible y le di respuesta afirmativa. Una de mis tareas pastorales a lo largo de mi vida, desde que soy sacerdote, ha sido la de acompañar, siempre que pueda, y en lo que me soliciten, a los dominicanos inmigrantes donde quiera que estén. Los he acompañado con celebraciones de misas, retiros, charlas o, simplemente, estando con ellos. Otra tarea pastoral entre ellos también ha sido la de acompañarlos en su devoción altagraciana: los dominicanos llevan su Virgen de Altagracia dondequiera que estén. Se puede decir que emigra con ellos, ya que Ella hace parte de su espiritualidad, de su historia personal, familiar y nacional, de su alma y su cultura.
c) Cabe destacar que en dicha celebración del 21 de enero 2015 en París, además de la señora embajadora y de un servidor, estuvieron:

La Dra. Margarita Cedeño de Fernández, vicepresidenta de la República Dominicana, quien llegaba de New York, donde participó en las celebraciones altagracianas de esa urbe, en la catedral de san Patricio, el domingo 18 de enero.

  • Embajadores y miembros del Cuerpo Diplomático acreditado en Francia.
  • El encargado de negocios de la Nunciatura Apostólica ante el gobierno de Francia.
  • El personal de la Embajada Dominicana en París y de los consulados en otras partes de Francia.
  • Los sacerdotes: Michel Espósito, párroco de la iglesia Saint Philippe du Roule, quien aceptó dedicar una capilla a la imagen de la Altagracia en su parroquia; Salim Tobías, colombiano, quien acompaña pastoralmente grupo de hispano-parlantes en París; Carlos Santana, maestro de las celebraciones litúrgicas, quien tuvo a su cargo la parte pastoral del evento.
  • Representantes del Banco Popular Dominicano, institución auspiciadora de la edición de las imágenes de la Virgen de la Altagracia.
  • Feligreses de la comunidad dominicana residente en París y otros lugares de Francia.

d) Como es lógico, en la celebración citada, el P. Michel Esposito, párroco de la iglesia, tuvo unas calurosas palabras de bienvenida en francés, de las que quiero destacar su afirmación de que la presente celebración era “un milagro, el milagro del encuentro de muchas personas dispersas y, sobre todo, el milagro del encuentro de corazones”.
También yo tuve la homilía propia de la misa, la cual espero publicar a su debido tiempo. Pero me ha parecido interesante difundir en esta columna “Certifico y doy fe”, las palabras que, al final de la celebración, tuvo la Sra. embajadora, porque veo en ellas un buen resumen de cuanto aconteció en este hecho histórico. He aquí su discurso completo. La división en siete subtítulos es de mi iniciativa.

1. La realización de un proyecto
“Para nuestra embajada y todo su personal constituye un motivo de inmenso honor el haber hecho realidad, mediante esta celebración, la reafirmación del culto a la Virgen de La Altagracia, madre espiritual y conductora del pueblo dominicano, en la fecha de hoy, que es la de su celebración, en el principal santuario de peregrinación, la Basílica Nuestra Señora de La Altagracia, en Higüey, provincia La Altagracia, en la República Dominicana.
La Virgen de La Altagracia está unida a la historia, cultura, creencias y tradiciones de nuestro pueblo, desde los tiempos coloniales. Su primer santuario en Higüey, hoy Iglesia de San Dionisio, se construyó donde estuvo plantado el naranjo en el que apareció por vez primera, y donde volvía a aparecer, según la leyenda, cada vez que desaparecía la imagen del primer santuario. Sus milagros forman parte de la mayoría de las familias dominicanas.

2. Vínculos de unión entre Francia y República Dominicana
La pintura original, llevada a Higüey por los hermanos Trejo a inicios del siglo XVI, descansa en la Basílica Catedral Nuestra Señora de La Altagracia, la cual fue diseñada por los arquitectos franceses André Dunoyer de Segonzac y Pierre Dupré, lo que crea un vínculo espiritual entre dominicanos y franceses en torno a la celebración altagraciana. Es significativo el hecho de que los frescos del techo de la nave central de esta iglesia hayan sido pintados por un artista domínico-francés, que nació en El Limón, Samaná, República Dominicana, en 1819 y murió en París en 1856. Se trata del gran pintor romántico Theodore Chassériau, quien debió abandonar nuestro país, junto a su madre y hermano, a la edad de siete años, debido a hechos históricos. En esta misma calle y sector de la ciudad de París, además, se encuentran la Embajada de República Dominicana y la Plaza de la República Dominicana. De manera que la Virgen está siendo acogida por un sector parisino con importantes símbolos de la dominicanidad.

3. Un nuevo lugar de peregrinación
La entronización de una réplica de la imagen original de la Virgen de La Altagracia, en una capilla especial de esta Iglesia parroquial Saint Phillipe du Roule, de París, gracias a la intercesión del reverendo padre Michel Espósito, y las bondades de su excelencia reverendísima monseñor Ramón Benito de La Rosa y Carpio, Arzobispo de la Arquidiócesis de Santiago, tiene un profundo significado para la Iglesia católica de nuestro país, y, muy especialmente, para los feligreses con devoción altagraciana radicados en la ciudad de Francia, porque a partir del día de hoy se inicia una nueva ruta de peregrinación y culto a la Madre de Cristo y protectora de la nación dominicana.

4. La presencia de la vicepresidenta de la República Dominicana
La presencia entre nosotros para este importante acto de hoy, de la Excelentísima Vicepresidenta de la República, doctora Margarita Cedeño de Fernández, refleja, además de su personal adhesión a la fe y a los milagros realizados por nuestra Virgen, el arraigo e identificación del Estado nacional y de quienes tienen la encomienda del pueblo en dirigir su destino, con la certeza histórica y la convicción cristiana de la misión protectora de la Virgen de La Altagracia para todos los dominicanos.

5. Bendición del papa Francisco
Esta réplica que hoy hemos colocado de manera definitiva en esta iglesia de Saint Phillipe du Roule tiene la particularidad de que pertenece a una nueva edición de 400 copias auspiciadas por el Banco Popular Dominicano, que fueron bendecidas por Su Santidad el Papa Francisco, en audiencia privada concedida al Nuncio Apostólico en República Dominicana, Su Excelencia Monseñor Jude Taddeus Okolo, el pasado día primero de diciembre de 2014, en el Vaticano.

6. Signo de consolación
Nuestra Virgen llega a París en un momento de gran conmoción social para la nación francesa y para toda Europa, que se ha visto estremecida por lamentables acontecimientos, cuya repulsa ha unificado a las demás naciones del mundo civilizado a un extraordinario gesto de solidaridad con Francia y con Europa. Esperamos que el manto protector de la Virgen de La Altagracia se una a los clamores de los franceses y todos los europeos, para que imperen la paz social y las libertades en el concierto de naciones libres de Oriente y Occidente.

7. Gratitud a cuantos hicieron posible este proyecto
Quisiera también agradecer, en nombre de nuestra Embajada y de la comunidad dominicana en Francia, a monseñor De la Rosa y Carpio, su generosidad de obsequiar a cada uno de nosotros el libro de su autoría titulado “Nuestra Señora de la Altagracia”, a través de cuyas páginas podremos conocer en profundidad las raíces del culto altagraciano en los dominicanos, así como aspectos relativos a la descripción de la imagen, los valores teológicos de sus símbolos, la leyenda popular y sus cantos, entre otros. Cada uno de ustedes podrá llevar a sus casas este valioso aporte del Arzobispo de la Arquidiócesis de Santiago, cuyas primeras páginas se escribieron, precisamente, en su estancia en París, hace ya un tiempo.

Celebremos, pues, en este día especial, la llegada a París de la Virgen de La Altagracia, cuyos milagros habrán de extenderse a los dominicanos residentes en París y otras regiones de Francia. Nos reconforta el hecho de haber contribuido a crear este nuevo espacio para su veneración y culto. Gracias, nuevamente, a todos aquellos que han aportado sus esfuerzos a favor de este gesto de reafirmación y de expansión de la fe cristiana católica y de las tradiciones y cultura de la nación dominicana”.

CONCLUSIÓN

CERTIFICO que mi crónica de “La Altagracia en París” recoge datos ciertos y que las palabras de la Sra. embajadora de la República Dominicana en Francia, difundidas en ella, son las mismas que dicha Embajadora pronunció el 21 de enero de 2015 durante la ceremonia de entronización de una imagen de la Virgen de la Altagracia en la parroquia Saint Philippe du Roule, en París.

DOY FE en el vuelo 0734 de Air France París-Santo Domingo, el 22 de enero del año del Señor 2015. l

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