Tengo tantas cosas que decir sobre los Gigantes del Cibao que ignoro por dónde empezar. Es de justicia si de entrada felicito a San Francisco de Macorís, sede de los Gigantes, que realmente son orgullo del Cibao. Su puesta en escena fue magnífica. Su recuperación en la Serie Final quedará en la historia. Siempre dije y escribí que sería una serie muy bonita y especial. Así fue. Las Estrellas, con todo y todo, fueron un digno rival, pues en esta ocasión no salieron como la última vez que estuvieron en esta instancia.
Los Gigantes salieron con la mejor parte y pienso que ha sido un triunfo más que merecido, sobre todo cuando por tres ocasiones anteriores habían salido por la puerta chiquita. Esa es hace rato una franquicia ganadora y este título llega para refrendar eso.
Para la serie regular y hasta para el Round Rubin, fueron muchas las veces las que dije en el espacio radial Mañana Deportiva, en el que gustosamente comparto conducción con Yancen Pujols y Máximo Díaz, que esa organización lo tenía todo para ganar y que ignoraba por qué su fanaticada no era más consecuente con esa realidad. Al final sus seguidores respondieron y fueron retribuidos con esta corona.
Cada vez que decía eso pensaba en el dirigente Audo Vicente, en la pasión que le imprime a todo Martín Gómez, director del mercadeo del equipo (con quien he trabajado), en lo bien que trabajó su equipo de relaciones públicas y comunicaciones, muy especialmente el incasable Kerwin Abreu, y hasta en los draft que han hecho en los últimos años. Esta última parte, indefectiblemente, me llevaba siempre a Juan Mercado, el colega que trabaja en operaciones de béisbol de ese equipo, con quien tengo una estrecha relación de amistad.
No necesariamente pensaba en los peloteros y en el núcleo que han llegado a reclutar. Eso es tácito. Sus jugadores mostraron que la pasión en los deportes siempre deja sus frutos.
Los felicito a todos. Pero por los que realmente me alegro mucho es por Alexi Casilla, Juan Pérez, Fabio Castro y Wilson Betemit. Los primeros tres han estado ahí por mucho tiempo y el último es todo un veterano, cuya condición de ser humano supera su capacidad como pelotero.
