Héctor Mateo

El doctor Héctor Mateo Martínez, una eminencia: filántropo, cardiólogo y servidor en cuerpo y alma a la sociedad, falleció el jueves. Era de los hombres de los cuales el mundo no debía prescindir, aquellos que deben vivir por siempre.

El doctor Héctor Mateo Martínez, una eminencia: filántropo, cardiólogo y servidor en cuerpo y alma a la sociedad, falleció el jueves. Era de los hombres de los cuales el mundo no debía prescindir, aquellos que deben vivir por siempre.

Una larga vida, 93 años. Trabajó con pasión, tesón y amor por causas nobles. Salvar vidas y ayudar a los demás a elevar las condiciones de existencia a través de la educación.

Asimismo, puso todo lo que pudo en obras de caridad. Quizás su más grande empeño, el Instituto Dominicano de Cardiología, fundado gracias a su entrega, a su dedicación. Le dio aliento de diferentes maneras, hasta lo imposible, como persona individual o como presidente de la Fundación Dominicana de Cardiología.

Pero no fue esa su única obra. El doctor Mateo Martínez tuvo una dilatada carrera al servicio de los dominicanos, ya como simple médico, o como jefe del Servicio de Cardiología del hospital Juan Pablo Pina, de San Cristóbal; jefe de los servicios de Cardiología del Hospital Infantil Robert Reid Cabral; presidente de la Sociedad Dominicana de Cardiología.

Esa misma vocación de servicio se extendería a la actividad social. Acompañamiento a importantes instituciones, como la Asociación Popular de Ahorros y Préstamos, de la cual fue presidente de la junta de directores; asimismo, presidente del Club de Leones de Arroyo Hondo; o miembro del patronato del hospital general Materno Infantil Plaza de la Salud.

Pero el doctor Mateo era un extraordinario educador en salud. Creó la famosa Caminata del Corazón, tradicional en el mes de febrero. Una expresión viva para que las personas entiendan la importancia de cuidar tan generoso órgano.
Su obra le valió múltiples reconocimientos, en el país y en el exterior.

Jamás se reservó su sabiduría. Este diario tuvo el honor, la honra de divulgar sus didácticos y científicos artículos sobre salud, usualmente con énfasis en el corazón. Constituían un compendio de vida, que trascendían la concepción tradicional de salud como adecuada administración de la anatomía humana. Cuerpo y corazón sanos (en el sentido más amplio), en armonía con un espíritu de bondad, de fe y esperanza. Preconizaba una armonía de cuerpo y alma para vivir mejor.

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