¿Saben tus hijos qué hacer en caso emergencia?

Según los expertos en la conducta, mientras más claro sean con los niños a la hora de hablar, más fácil es para ellos entender y actuar como se espera. Pero esto debe hacerse con paciencia y mucho amor.

Según los expertos en la conducta, mientras más claro sean con los niños a la hora de hablar, más fácil es para ellos entender y actuar como se espera. Pero esto debe hacerse con paciencia y mucho amor.Entre las responsabilidades que representa ser padres está, lamentablemente, el enseñarles a identificar los posibles peligros a sus hijos, pues de esto dependerá su integridad física y emocional. También es recomendable instruirlos de cómo deben reaccionar en determinadas situaciones.

Por ejemplo, si la persona que está bajo su cuidado se desmaya, si uno de sus hermanos se lesiona o se incendia la casa, y es él o ella, quien puede dar el “llamado de alerta” es de vital que sepan qué hacer para salvaguardar la vida de quienes están en riesgo. Pero si no se les muestra cómo hacerlo es posible que se turben, entren en pánico y también se conviertan en víctima de que ocurra.

Desde el año pasado el Estado de la República Dominicana ha implementado el servicio de emergencias 9-1-1 para que los ciudadanos en peligro puedan ser asistidos. Sin embargo, son muchas las llamadas de “relajo”, de las cuales cientos de ellos son de niños (y adultos inmaduros) inconscientes de lo que significa eso.

¿Cómo instruirlos?

De acuerdo con la especialista en Intervenciones en Psicoterapia, Lorraine Isa, del Centro Vida y Familia, el primer paso que los padres o tutores del menor es hablarles con la verdad, informándoles sobre los peligros a los que pueden estar expuestos y, sobre todo, qué hacer en caso de emergencia. “La importancia de alertar a los niños de temas tan difíciles como estos, luego de que tengan una idea sobre cómo defenderse, cuidarse, salvarse; es de que conozca la realidad del mundo donde vive, del mundo fuera de la casa, de manera que independientemente del miedo que le pueda producir, ese mismo temor le sirva para protegerse y evitar situaciones de riesgo”, considera Isa, quien asegura que a pesar de que los infantes estén conscientes de esto, siempre deben ser protegidos, supervisados y acompañados por los adultos para evitar exponerlos a situaciones de riesgo.

A la hora de instruir al menor, según Clarissa Guerrero, especialista en Terapia Infanto-Juvenil, es sumamente importante alertar a los niños según su edad y el nivel de responsabilidad que puedan manejar, ya que considera que los niños pueden salvar sus vidas y la de las personas que están a su alrededor con simples medidas generales que no solo tengan que ver con su seguridad en los lugares familiares, sino en cualquier lugar que se puedan encontrar.

“Entre siete y cinco años de edad pueden contarles relatos sobre animales o personas que se han visto en una situación de peligro como un fuego, un temblor, un desconocido que intenta acercarse, cualquier persona que intente tocar su cuerpo y qué han hecho para defenderse y alejarse del peligro”, agrega Isa, quien asegura que entre estas edades, independientemente de que logre comprender lo que se le explique, es aun indefenso, ingenuo y vulnerable a recibir cualquier tipo de abuso y no saber cómo reaccionar ante las situaciones anteriormente mencionadas.

Ambas expertas resaltan la importancia de que conozcan los números de emergencia o de un familiar dispuesto a ayudar; igualmente saber que deben gritar e ir corriendo a multitudes, tiendas, colmados o casas de familia para salvar sus vidas, igualmente dar la voz de alerta si observan a otros en peligro.

Hazlo con calma

Es importante trabajar el tema sin alarmar para que el niño no se sienta inseguro por las instrucciones del adulto, pero sí hacerlo desde temprana edad. Cuando los niños hablan y tienen compresión de un lenguaje aunque sea de oraciones simples, son capaces de seguir las instrucciones que un adulto le pueda dar ante situaciones de peligro.

“También es necesario hacerles entender que esto es por precaución, sin extenderse en explicaciones que pudieran generar ansiedad a los niños más pequeños”, explica Guerrero.

Desde muy pequeños el instructivo de no irse ni hablar con extraños debe ser siempre permanente, aseguran tanto Guerrero como Isa. Para estas situaciones, algunas familias pueden crear palabras claves que solo las saben los miembros cercanos y autorizados y son secretas, algo que el niño pueda recordar y pedir como identificador a cualquier adulto que se le pueda acercar.

Cada situación es particular y el adulto debe mostrarse tranquilo y relajado al ensayar y detallar el tema al niño para que este pueda percibir que se trata de precaución y no de inminente peligro, concluyen las especialistas.

Es necesario tener paciencia y tiempo

A la hora de los ensayos, si la niña o el niño comete algún error mientras se practica, vale la pena llamar la atención con cariño y respeto invitando a la reflexión lógica de por qué existe otra mejor manera de realizar la acción, en lugar de dar la respuesta de inmediato y llevarle a razonar con preguntas. “Esto garantiza que el niño tendrá más posibilidad de guardar la calma y razonar dentro de lo posible”, apunta Guerrero.

Isa aconseja que al iniciar la conversación, decirles que van a hablar sobre situaciones que lo pueden asustar, que son poco comunes, pero que es necesario que sepan qué hacer si les sucediera. Si la reacción es de temor o tristeza necesitarán el abrazo y la contención del adulto para sentirse seguros y protegidos independientemente de lo que estén hablando. En caso de que la reacción sea de burla (común en adolescentes), limitarse a orientarlos sin juzgarlos.

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