El consejo de la UASD estimula la mediocridad

La fecha del 22 de enero del año 2015, deberá pasar a la historia de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, como el día en que su Consejo Universitario dio un zarpazo mortal a la calidad de la labor docente y a la condición de catedrático…

La fecha del 22 de enero del año 2015, deberá pasar a la historia de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, como el día en que su Consejo Universitario dio un zarpazo mortal a la calidad de la labor docente y a la condición de catedrático de la UASD.

Les confieso que al sentarme a escribir estas notas estoy sangrando por la herida, al enterarme que después de pasarnos más de seis meses revisando el Reglamento de Selección e Ingreso del Personal Docente, intentando mejorarlo, para que sirva de filtro y asegure que los y las profesionales, que se integren como catedráticos de la UASD, sean cada vez de mayor calidad; nuestro ilustre Consejo Universitario, le ha hecho un monumento a la mediocridad, bajando todos los índices establecidos para ingresar a dar docencia a esta academia.

Ya cualquier estudiante que logre terminar su carrera con un índice de 70 puntos, podrá optar por ser docente de la UASD; pero aún más, la modificación establece que para lograr pasar el concurso, sólo tendrá que acumular 70 puntitos y ¡zas! ya está dentro.

¡Díganme! ¿Cuál es el estímulo a la excelencia académica y a la calidad docente? ¿De qué pretende, el honorable Consejo Universitario, llenar las aulas, si para ser profesor o profesora de la universidad pública, sólo hay que acumular 70 puntos? ¿Por qué exigirles a nuestros estudiantes que trabajen para 100 puntos? ¿Por qué el MESCyT, exige 80 puntos para dar una beca de pregrado o de posgrado?, ¿Por qué exigirle 80 puntos para aprobar una maestría? Si tendrán entre sus docentes a quienes apenas tuvieron que acumular 70 puntos.

Eso es hacerle el juego a quienes sólo vienen a buscar un título y no a construir y compartir conocimiento científico.

Cuando pasamos a formar parte del equipo técnico de la Vicerrectoría Docente, se dio continuidad a un proyecto iniciado hacía cerca de 10 años, de diseño de un reglamento que permitiera establecer criterios claros, estandarizados y precisos de las cualidades y destrezas que deberá tener un profesional para poder optar por ser docente de la UASD. Hasta ese momento cada facultad tenía sus propias reglas y, como debemos suponer, dependía de los criterios de las autoridades de turno en cada una de ellas.

El Reglamento de Selección e Ingreso del Personal Docente fue aprobado por primera vez en el 2010. Iniciándose de inmediato un proceso de validación a través de su aplicación en los últimos tres concursos externos y múltiples concursos internos de las escuelas y facultades. Producto de ese ejercicio de validación, se habían realizado algunas modificaciones parciales, al mismo. La propuesta presentada el día de ayer al Consejo Universitario, fue producto de un proceso de consulta con todas las facultades, con miras a una reforma sustantiva de su contenido, aprovechando la experiencia acumulada por los y las protagonistas principales de la aplicación de dicho reglamento. Los importantes aportes de las distintas facultades precisaron los articulados, los requisitos, los conocimientos acumulados que deben demostrar los y las concursantes.

Se presentó al Consejo Universitario, vía la Comisión de Asuntos Docentes, una propuesta que obligaba a quien fuera a ser maestro o maestra de la UASD a demostrar que realmente tenía capacidad, calidad y vocación para ser un académico de la Primada de América.

Lamentablemente, lo que se aprobó ayer en el Consejo Universitario tiende a cualquierizar la condición de profesor/a uasdiano/a. Es avalar la campaña de descrédito que desde hace tiempo se desarrolla en contra de la UASD y que busca desmembrar nuestra academia. Es un golpe mortal a la tradición de rigor y calidad de nuestra institución. Es convertir a la UASD en el hazmerreír de la educación superior dominicana. Es darle la espalda al pueblo, cuando la sociedad dominicana acaba de demostrar en las calles, que exige elevar la calidad de la educación, arrancando al Estado un compromiso de mayor y mejor inversión de recursos en la educación pública.

Hago un llamado a que demandemos la reconsideración de esas modificaciones, antes de que este reglamento sea ratificado en la próxima sesión del Consejo Universitario. Llamo a quienes erróneamente votaron a favor de esas modificaciones, a que rectifiquen su postura, entendiendo la gravedad de una decisión que pone en ridículo a la academia y la entrampa moralmente. La Universidad Autónoma de Santo Domingo, es un patrimonio de este pueblo y debemos defenderla.

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