Lo acogemos, pero…

La Conferencia del Episcopado Dominicano lanzó su mensaje con motivo de la conmemoración del grito de la Independencia. El documento, titulado “Que la justicia y la paz se encuentren”, es una reflexión, es una valoración sobre los problemas…

La Conferencia del Episcopado Dominicano lanzó su mensaje con motivo de la conmemoración del grito de la Independencia. El documento, titulado “Que la justicia y la paz se encuentren”, es una reflexión, es una valoración sobre los problemas más acuciantes de los dominicanos; también es un grito, un llamado que compete a todos.

La carta pastoral, como también suele llamársele, es como siempre abarcadora. Escrita en un lenguaje sobrio, es de fácil comprensión, de modo que todos aquellos que de una u otra forma pueden sentirse tocados por su contenido, no tendrían dificultad alguna para hacer las anotaciones de lugar.

Primero reconoce a los dominicanos buenos, a quienes cumplen sus tareas, sus obligaciones en la gama más variada de las actividades que se suscitan en la República. Y sucesivamente hace un diagnóstico bien crítico, caracterizador de nuestras frustraciones y carencias.

Y concluye reclamando soluciones claves en diferentes aspectos de la vida de los dominicanos, desde el derecho a la seguridad y la paz, el empleo, la educación, el marco institucional, en fin, todo lo que son las metas aspiracionales para una mejor nación.

Todo el mundo aplaude el mensaje. Desde los medios de comunicación, incluido este diario, hasta los funcionarios de turno. Y ni hablar de la oposición. Un consenso generalizado.

Pero pocos, por no decir nadie, hacen caso a un mensaje de tanto valor. Quizás las personas individuales, los fieles de la iglesia que de verdad optan por un modo de vida en consonancia con los valores del cristianismo, se asumen solidarios y compromisarios sinceros.

Pero el liderazgo, todo, se coloca de espalda. Lo ven simplemente. Ni siquiera lo adoptan como una referencia. Y eso sí, lo aplauden, a veces sin leerlo.

Eso somos. Todavía estamos a tiempo de verlo con honestidad y analizar qué aspectos pueden ser considerados en el ejercicio cotidiano de cada quien, y especialmente de aquellos que tienen responsabilidades que afectan la vida de los dominicanos.

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