Enemigo despiadado

“Birdman”, la flamante ganadora del Oscar, amén de una gran obra cinematográfica, es ejemplo de que los peores enemigos de nuestra felicidad pueden estar dentro de nosotros. Riggan Thomson (Michael Keaton) buscaba trascender dirigiendo y actuando&#8

“Birdman”, la flamante ganadora del Oscar, amén de una gran obra cinematográfica, es ejemplo de que los peores enemigos de nuestra felicidad pueden estar dentro de nosotros. Riggan Thomson (Michael Keaton) buscaba trascender dirigiendo y actuando en una obra de teatro, pero dudaba de sí mismo. Lo atormentaba la idea de no superar lo que había sido, un actor de cine comercial que quedó encasillado en la caracterización del superhéroe “Birdman”. En su contra pesaba, además, el rechazo prejuicioso del medio teatral. Aunque logró una buena obra (“la inesperada virtud de la ignorancia”, sostuvo la crítica sorprendida) aquella “vocecita” interior persistió en su destructivo rol de auto descalificación y culpa; le impidió gozarse en su éxito. 

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