El tema de los efectos del holocausto contra los judíos es mimado por la industria norteamericana. Este filme lo toma de emblema para hablar de identificación y de contradicciones entre antisemitismo, judaísmo y catolicismo.
De ahí que es bien importante como elemento aglutinador de visiones políticas para rever acontecimientos históricos, sociales y culturales presentes hoy a partir de guerras fratricidas entre contendientes de fe religiosa antónimas. Asimismo, señala con dedo acusador mitos nacionalistas patrioteros que inducen a la secesión involuntaria de inmigrantes y migrantes de cualquier latitud. Como figura cinematográfica no vagabundea y apiña todos sus caracteres en el viaje de una monja por descubrir respuestas terrenales a su vida de huérfana donada a Dios por el camino de una abadía capellana. Ubica la historia en la Polonia de los años 60, heredera de un pasado colaboracionista del nazismo y en crisis con el sistema socialista de un país que aunque presenta un obvio desarrollo cultural y progreso social se bate entre ser o no ser autónomo. Para eso, el filme concentra su narrativa en la relación entre la monja y su tía, ex funcionaria del gobierno. Y es interesante que lo haga con dos mujeres pues logra sacar a flote conflictos, dudas, miedos, oscurantismos y opresiones que vive la mujer desde siempre.
En blanco y negro, la fotografía descubre personajes que parecen espectros saltados de películas antiguas y los ambientes parecen salidos de fotos fantasmagóricas en contextos parecidos al cine de Béla Tarr. Y todas esas imágenes nos son presentadas en proyección cuadradas tal cual eran las películas antes de llegar el formato que se usa hoy. Cada encuadre muestra a sus personajes circundados en formatos expresionistas, moviéndose cada cual en contextos atestados de formas simétricas que imprimen beldad inspiradora a la falta de colores. Otro elemento interesante es que se conduce la historia como si fuese una investigación policial muy al estilo del neo-noir lo que le estampa gracia acompasada. La atemporalidad de la historia lograda con perfectas elipsis pauta destreza. Planos largos interrumpidos por certeros diálogos. Escenas mudas de palabras y reveladoras de interioridades.
Sorprendentes giros dramáticos, de improviso, que explican el todo y que nos premian por sentarnos a verla. Y que se sepa, es el primer largometraje de este cineasta de 47 años, premiado con el Oscar al mejor filme extranjero.
HHH HH Guión Dirección: Pawel Pawlikowski Duración: 80 minutos
