“Barbarie, racismo y xenofobia”

El pasado 25, día del patricio Matías Ramón Mella, uno de los principales artífices de la separación definitiva del territorio Este de la Isla de Santo Domingo y precisamente en el mes de la Patria, tiene lugar en Puerto Príncipe una nutrida…

El pasado 25, día del patricio Matías Ramón Mella, uno de los principales artífices de la separación definitiva del territorio Este de la Isla de Santo Domingo y precisamente en el mes de la Patria, tiene lugar en Puerto Príncipe una nutrida manifestación contra la supuesta “barbarie, el racismo y la xenophobia” que contra los haitianos que residen en nuestro territorio, desarrollamos los dominicanos. Anestésico que las autoridades del país del Oeste aplican como medicina, para desviar la atención sobre la incapacidad gubernamental para dar respuesta a las demandas de la población y proyectarla sobre un elemento que subyace en la psiquis haitiana, y echarnos la culpa de su menú infinito de males sin resolver. Basta leer lo que Le Novelliste, periódico haitiano que sostiene una línea antidominicana y vocero de los que están detrás de esa perversa campaña que intenta desacreditar y afectar nuestro país, nos señala que esta manifestación es obra de un gobierno fuera de ley, que logra concitar apoyos de sectores diversos de la sociedad haitiana. “A nombre del Gobierno haitiano, el canciller felicita a los auspiciadores de esta marcha ciudadana que no debe ser interpretada como una manifestación contra la República Dominicana, sino como un reforzamiento de las iniciativas ya adoptadas por la Cancillería para decir no a la barbarie, no al odio, y pedir respeto y paz en la isla”. ¿Acaso el elemento barbarie no lo pusieron los haitianos que asesinaron a un compatriota para despojarlo de un palé? Intuyo que las acciones basadas en las mentiras que atribuyen como característica de los dominicanos, son polvos que han de traer muchos lodos futuros. Están consiguiendo que los que antes miraban esto con indiferencia, (y entre ellos la juventud) den muestras de preocupación. Las pancartas de la manifestación, en perfecto inglés y correcto español, exhibidas para el mundo a través de las fílmicas, conspiran contra nuestra estabilidad y el turismo que da de comer a muchos haitianos aquí y en su propia patria.

La barbarie, el odio y el irrespeto, consistieron en violar el territorio del Consulado dominicano en Puerto Príncipe, mancillar el espacio y nuestros símbolos patrios y pretender acusar a dominicanos de auspiciadores de la acción. Preparémonos para más, porque el propio canciller haitiano: “llama a las organizaciones de la sociedad civil haitiana a aliarse con las organizaciones que defienden los derechos de los haitianos en la R. D. (y a sus cómplices criollos, añado) y exhorta a poner en marcha un observatorio de las relaciones haitiano-dominicanas que tendría entre sus objetivos escribir textos, análisis y reflexiones y fijar posición a través de artículos de prensa sobre las relaciones entre ambos pueblos”. La oportuna e inusual reacción del Gobierno dominicano se inclina hacia el límite de la paciencia. La del pueblo dominicano se está acabando. 

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