Nostalgia sabatina

Hace años no podíamos imaginarnos el periodismo de esta época. El trabajo en la redacción era esencialmente manual, con máquinas de escribir mecánicas, pues no se usaban las eléctricas y las computadoras no habían llegado a los escritorios…

Nostalgia sabatina

La muerte esta semana del tenor italiano Carlos Bergonzi, a los 90 años de edad, me recordó la de Yma Súmac, una de las voces femeninas más prodigiosas que jamás haya existido, ocurrida en 2008. Tenía 86 años y se dice que al morir aún su…

Hace años no podíamos imaginarnos el periodismo de esta época. El trabajo en la redacción era esencialmente manual, con máquinas de escribir mecánicas, pues no se usaban las eléctricas y las computadoras no habían llegado a los escritorios de los redactores ni a la de los correctores de estilo. Hoy todo es digital con su enorme y espectacular mundo de virtualidad, en el que la frontera de la realidad es muy difusa. Un escenario ideal para los políticos, expertos en el manejo de la ambigüedad.

Con todo y que se necesita un certero dominio de la técnica y de la informática, ahora las cosas parecen menos difíciles. Los originales se guardan en el computador y se puede rescatar así una información en cualquier momento. Antes, por el contrario, era un fastidio. Se tenía que escribir todo de nuevo cuando se encontraba una falta o un dato incierto. Lo que más me divertía en aquel entonces era la técnica de la titulación de las noticias. Había que ser muy detallista con el espacio, la familia y el tamaño de los tipos. La angustia por la hora de cierre envolvía al encargado de titular las noticias en la rutina. Un verbo, ver, se puso de moda y con él se resolvían todos los dilemas.

Recuerdo aquel domingo que a falta de una crónica impactante el jefe de redacción encargó una nota para tres columnas en primera página de una circular católica que explicaba las circunstancias en que se podía comulgar dos veces en un día. El título fue: “Ven cuando dos comulgan”. La brevedad se imponía y los títulos parecían rótulos como aquel de “Matan dos cuchillos”, para referirse al asesinato de dos hombres a cuchilladas y otro muy parecido el día siguiente: “Hombre mata arma blanca”, a dos líneas en una columna. Pero el mejor de todos en mi memoria fue el que se refería a la queja de un alcalde pedáneo que negaba la acusación de robarse un cerdo. El diario tituló: “Hombre dice no coge marrano”.

Posted in Sin categoría

La muerte esta semana del tenor italiano Carlos Bergonzi, a los 90 años de edad, me recordó la de Yma Súmac, una de las voces femeninas más prodigiosas que jamás haya existido, ocurrida en 2008. Tenía 86 años y se dice que al morir aún su voz se asemejaba al sonido de un arpa, cuando subía a escalas donde pocas pueden alcanzar.

Su carrera no se desarrolló únicamente en el campo clásico, incursionando con éxito en diversos géneros populares. Sus agudos eran de una extraordinaria belleza alcanzando las cinco octavas, desde cuyas alturas podía pasar a registros graves con enorme facilidad y rapidez. Dominó como muy pocas la técnica de la coloratura, que le permitía sucesiones de notas rápidas, extendiendo así una misma vocal a varias notas sucesivas. Una poco común condición requerida en las óperas de Bellini, como es el caso de Norma y La Puritana; Rossini, en El Barbero de Sevilla, Una italiana en Argel y La cenicienta; y Donizetti, en Elixir de Amor y La hija del regimiento, entre otras.

De origen peruano, vivió mayormente en Los Ángeles, donde murió de un cáncer del colon. Su carrera se inició en la adolescencia y muchos dominicanos de mi generación la recuerden con nostalgia porque vino en más de una oportunidad al país, en ocasión de los célebres aniversarios de La Voz Dominicana, la emisora de Petán Trujillo, el patán hermano del dictador que hizo de la radio y la televisión un feudo personal. La noticia de su fallecimiento me remontó a aquellos lejanos días en que la escuché cantar por primera vez, creando en mí una fuerte y agradable impresión que no he superado y que influyó después poderosamente en mis inclinaciones musicales. “El cóndor pasa”, en su voz, fue una experiencia musical inolvidable. El dulce color de su lirismo dejó en miles de amantes de su voz un recuerdo imperecedero. Con su muerte desapareció una de las altas figuras femeninas del canto lírico y popular.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas