Sin despiste

El “despiste” no es para tomarse a gracia. Puede hacer un caos del día a día. Las personas distraídas y olvidadizas llegan a salir de la casa con la ropa al revés. Pierden objetos frecuentemente; tienden a ser desordenadas; son blanco más…

El “despiste” no es para tomarse a gracia. Puede hacer un caos del día a día. Las personas distraídas y olvidadizas llegan a salir de la casa con la ropa al revés. Pierden objetos frecuentemente; tienden a ser desordenadas; son blanco más fácil de carteristas o “descuidistas”. Preparan listas de actividades o compras que también olvidan. Es un rasgo que puede ser propio de la personalidad o secuela de estrés, preocupaciones, ansiedad, descontrol emocional o depresión. Superar esas situaciones trae una segura mejora en la capacidad de atención. En lo general, hay que procurar al máximo la organización: Insistir en las listas; centrarse en pocas actividades a la vez. El “despistado” puede ser muy incomprendido y criticado.

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