Envejecientes necesitan de cuidados especiales

Mientras que Venezuela es uno de los peores países del mundo para los ancianos, Noruega es el mejor; y el nuestro, en un índice de 96 países ocupa el lugar 62. El dato se desprende de la clasificación Global Age Watch 2014, en Londres, que elabora&#82

Mientras que Venezuela es uno de los peores países del mundo para los ancianos, Noruega es el mejor; y el nuestro, en un índice de 96 países ocupa el lugar 62. El dato se desprende de la clasificación Global Age Watch 2014, en Londres, que elabora cada año la organización británica de ayuda a la vejez, HelpAge International y constituye el resultado de la combinación de cuatro factores. Seguridad de los ingresos, Salud-esperanza de vida y bienestar psicológico-, Capacidades-posibilidad de trabajar o educarse, por ejemplo y Entorno-seguridad, libertad cívica, relaciones sociales…

Y mientras que la población infantil disminuye, la mayor de 60 años crece y constituye el 12% de la población mundial, unos 868 millones. Se estima que en 2050 será el 21%.

En República Dominicana, donde no se perciben avances importantes en las políticas de protección social a la vejez, el 6.45% de la población tiene más de 65 años y la tendencia tiende a aumentar. Para 2030 alcanzara el 10% y, en 2050, el 16%.

Las implicaciones de envejecer son muchas, y si no contamos con la protección necesaria envejecer en República Dominicana no solo se constituirá en una carga para la familia, también para la sociedad. Según los expertos en el tema, nuestras políticas requieren urgentemente ser actualizadas, renovarse para entonces poder dar respuestas satisfactorias a un sector que no solo crece apresuradamente, sino que merece que se le aborde con dignidad y todo el respeto. Nuestros envejecientes, se entiende, ya pasaron su edad productiva y, en el mejor de los casos, cumplieron con ella.

Ahora, nos toca a nosotros velar por su seguridad, y en este sentido abordamos el tema con la psicóloga Beatriz Abad, para quien la vejez es una etapa importante del ciclo vital, “porque las personas ya han pasado por todas las demás etapas y han tenido la oportunidad de adquirir un gran conocimiento sobre la vida. Es la etapa de la sabiduría y es deber y responsabilidad de los mayores compartir ese conocimiento con los jóvenes”, apunta la experta en el tema.

¿Qué tan saludable resulta ubicar a los envejecientes fuera del hogar?
Es un mito que las personas mayores que viven en residencias están mal atendidas. Obviamente, hay excepciones, pero cada vez existe una preocupación mayor por brindar servicios de calidad. En las instituciones no sólo se atiende a las necesidades médicas o de alimentación y aseo, sino que son entornos facilitadores para que los ancianos puedan compartir con otros iguales y disfrutar de actividades adaptadas a sus capacidades.

¿Cuenta nuestro país con la infraestructura adecuada?
Existen distintos tipos de instituciones orientadas a este fin. Algunas ofrecen únicamente cuidados básicos del envejeciente. Otras, sin embargo, trabajan para dar a los usuarios una atención integral contando con equipamientos adaptados, las necesidades médicas están cubiertas por geriatras especializados, y se cuenta con terapias complementarias como rehabilitación física o terapia ocupacional. Un nuevo reto para este tipo de instituciones es la implementación de terapias psicológicas especializadas que ayuden a un envejecimiento de calidad, trabajando para recuperar o mantener aquellas habilidades o funciones que se están perdiendo. En esta línea, recientemente me han pedido que desarrolle un programa para una residencia, para ofrecer estimulación y optimizar el funcionamiento de la memoria, de la atención, de la coordinación o de la motricidad, puesto que conservar este tipo de funciones es imprescindible para que las personas puedan seguir manteniendo su autonomía, puedan vestirse solas, comer, cepillarse…

¿Es necesario vivir en una institución para poder disponer de estas atenciones?
No. Se pueden contratar estos servicios de manera individual. En estos casos, realizamos una evaluación minuciosa de la situación del envejeciente para conocer sus necesidades y diseñamos un programa de entrenamiento adaptado a sus capacidades y a sus objetivos. En otras ocasiones, realizamos talleres en los que se reúne a un grupo de personas con necesidades similares y se desarrolla un programa adecuado para que todos puedan salir beneficiados.

¿Qué hacer ante un cuadro de depresión producto del envejecimiento?
Lo ideal es acudir a un especialista para que prescriba una medicación que pueda ayudar a la persona a despertar su iniciativa nuevamente. Al mismo tiempo, es importante recibir ayuda terapéutica. Un psicólogo puede ayudar a evaluar qué circunstancias del entorno están contribuyendo a deprimir a la persona. Y además de proponer cambios, enseñará herramientas personales al envejeciente y a su familia para prevenir nuevos episodios depresivos.

¿Cómo se puede evitar que nuestros envejecientes caigan en depresión o se sientan excluidos?
Las personas mayores, igual que las jóvenes, necesitan sentirse útiles. Erróneamente, en ocasiones son despojadas de toda responsabilidad y oficio, y eso despierta en ellos un sentimiento de inutilidad y de poca valía, cuando en verdad no es así. La vejez es una etapa importante del ciclo vital, porque las personas ya han pasado por todas las demás etapas, han tenido la oportunidad de adquirir un gran conocimiento sobre la vida. Es la etapa de la sabiduría y es deber y responsabilidad de los mayores compartir ese conocimiento con los jóvenes, si bien es cierto que éstos deben facilitarles la oportunidad de poder enseñar.

¿A qué edad se considera que una persona entra en la tercera edad?
Habitualmente alrededor de los 65 años. Aunque esto depende del deterioro que experimente cada persona. Por ejemplo, aquellas personas que sufren enfermedades como demencia precoz, enfermedades degenerativas, retraso mental, algunas formas de psicosis u otros tipos de enfermedades pueden entrar en la vejez a una edad más temprana, debido a su pobre funcionamiento. Sin embargo, hay personas con edades muy avanzadas, que gozan de muy buena salud y un excelente estado mental que les permite seguir disfrutando su vida prácticamente como lo hacían cuando eran jóvenes.

¿Qué debemos procurar hacer con nuestros envejecientes?
Debemos tenerlos en consideración, respetarlos, quererlos, escucharlos, apoyarlos y tener en cuenta tanto sus necesidades como sus opiniones.

La vida activa y/o productiva de una persona de la tercera edad, ¿hasta cuándo debe alcanzar?
La vida productiva de las personas debería alcanzar hasta la edad de la jubilación, esto es, aproximadamente hasta los 65 años. Hay personas que se pensionan antes porque su estado de salud así lo requiere o porque trabajan para empresas que les facilitan hacerlo antes como privilegio por sus servicios o por la peligrosidad del puesto. Sin embargo, en situaciones de necesidad económica, se puede ver cómo las personas deben prolongar sus años de productividad. En realidad, esto no debiera ser así, puesto que a partir de esa edad, las personas ya no disponen de las mismas capacidades y energía que cuando eran más jóvenes. La fatiga, las complicaciones médicas y, en algunas ocasiones la pérdida de capacidades mentales, hacen que su rendimiento pueda verse afectado. Evidentemente, todo depende de cada caso en particular. Sin embargo, esto no quiere decir que ya no puedan ser personas activas. De hecho, deben esforzarse por seguir siéndolo. La clave está en aprender a seleccionar nuevas responsabilidades y ocupaciones más apropiadas al estado actual.

Cuando el envejeciente interfiere en nuestra vida laboral o personal, ¿cómo debemos manejarlo?
Para eso existen cuidadores e instituciones especializadas. Debemos aprender a utilizar nuestros recursos adecuadamente y sin sentimiento de culpa por tener que hacerlo.

¿Es conveniente asignar un cuidador a un envejeciente?
Las personas mayores requieren de una atención especializada. Quienes deciden contratar a cuidadores deben asegurarse de que son personas cualificadas para hacerlo y que conocen aspectos tan importantes como el tipo de alimentación más conveniente, la manera de realizar las movilizaciones, los cambios posturales, la administración de la medicación y otros muchos detalles de los cuales va a depender la calidad de vida del envejeciente. 

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