Revelan cartas inéditas de Arnulfo Romero

Vaticano. El arzobispo salvadoreño Oscar Arnulfo Romero, asesinado hace 35 años por un comando de extrema derecha, sabía que su vida corría peligro por defender a los pobres y perseguidos en su país, según revelan cartas inéditas dadas a conocer&#8

Vaticano. El arzobispo salvadoreño Oscar Arnulfo Romero, asesinado hace 35 años por un comando de extrema derecha, sabía que su vida corría peligro por defender a los pobres y perseguidos en su país, según revelan cartas inéditas dadas a conocer ahora.El papa Francisco aprobó el 3 de febrero pasado el decreto para su beatificación, en el que se reconoce el “martirio” del arzobispo “in odium fidei”, es decir, que fue asesinado por “odio a la fe”.

El libro “Si me matan, resucitaré en el pueblo. Inéditos 1977-1980”, publicado por Editrice Missionaria, recoge por primera vez esos escritos.

En el prefacio, monseñor Vincenzo Paglia, postulador de su causa de beatificación, destaca que sus cartas definen “el verdadero rostro del obispo-mártir, en que emerge con fuerza la conciencia de ser el blanco de los violentos por su fidelidad al Evangelio”.

“No hay que desanimarse por la persecución que nos prende en su mira, más bien verla como una señal de que estamos realmente tratando de construir el reino de Dios”, escribió Romero en 1978.

En una carta a un coronel rechazó las acusaciones de ser un representante de la ideología marxista.

“Otra manera de acusar a la Iglesia de infidelidad es tratar de hacer pasar por marxista la acción de la Iglesia cuando ésta recuerda los más elementales derechos humanos y pone todo su poder institucional y profético al servicio de los pobres y los débiles”.

Homenaje

En San Salvador, con misas, actos culturales y una peregrinación en la capital, miles de salvadoreños y extranjeros recordaron el 35 aniversario del martirio de Oscar Arnulfo Romero. Seguidores de Romero, muchos de ellos extranjeros; el presidente Salvador Sánchez Cerén y el Procurador para la Defensa de los Derechos Humanos, David Morales, participaron en una misa en la pequeña capilla del hospital La Divina Providencia, que atiende a enfermos de cáncer terminal donde el prelado fue asesinado. 

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