Cuidado con los estimulantes sexuales y su uso

Algunas personas tienden a confundir los estimulantes sexuales con los medicamentos para la disfunción eréctil o impotencia.

Algunas personas tienden a confundir los estimulantes sexuales con los medicamentos para la disfunción eréctil o impotencia. Son dos cosas muy distintas, ya que los primeros tienen un fin y los segundos otro, aunque ambos se relacionen con la actividad sexual.

Los estimulantes sexuales suelen ser promovidos de manera festinada y no son regulados o avalados por instituciones médicas; los que tratan la disfunción eréctil, en cambio, sí son medicamentos y requieren la prescripción médica previo una evaluación seria, profesional.

La confusión podría estar dada por el hecho de que algunos medicamentos destinados para tratar la disfunción eréctil se mercadean o son publicitados de forma similar que aquellos que dicen estimulan el apetito sexual o mejoran la actividad.

“Estimulantes sexuales son todo el grupo de sustancias, bebidas, cremas, polvos, pastillas, aerosoles, etcétera, que se venden supuestamente para aumentar el placer y mejorar el sexo. No debemos confundir estimulantes sexuales con los medicamentos para la disfunción eréctil o impotencia, que son medicinas reales, que necesitan receta, para una condición real que es la impotencia, que debe ser investigada médicamente. Estos medicamentos no estimulan al sexo o no alteran la libido o deseo sexual, solo mejoran la capacidad de erección del hombre”, explica el cardiólogo Víctor Atallah, consultado sobre el tema con el objetivo de disipar las dudas que genera el uso de estos productos.

¿Qué opinión le merecen los estimulantes sexuales?
Los estimulantes sexuales no están regulados o avalados por instituciones médicas y no podemos establecer sus usos o recomendaciones.
Entonces, ¿ el tratamiento para la disfunción eréctil sí está avalado ?
Las pastillas para la disfunción eréctil sí están aprobadas médicamente, luego de que estudios comprueben que sí hay disfunción y que no haya contraindicaciones.

¿Quiénes son los profesionales llamados a prescribir estos medicamentos?
Varios especialistas pueden prescribirlos, entre ellos, el médico internista, el cardiólogo o el urólogo. En realidad cualquier médico podría prescribirlos, pero es recomendable que la receta venga de un médico que haya investigado las causas reales y que no haya contraindicaciones, por eso cito a esas especialidades como mejores opciones.

¿Cuándo se deben indicar?
Están indicados para la impotencia sexual masculina o disfunción eréctil, que es la incapacidad persistente para conseguir o mantener una erección que permita una relación sexual satisfactoria. Se pueden tomar desde los 20 años de edad hasta los 75, incluso gente de más edad, siempre bajo prescripción médica y revisada continuamente por su médico especialista.

Recomendaciones antes de comenzar un tratamiento…
-Asegurarse de que su corazón está lo suficientemente sano.

-Que no esté tomando medicamentos llamados nitratos, ya que pueden tener riesgos fatales de presión baja y muerte.

-Que no haya problemas hepáticos, renales o visuales.

-Historia de sangrados recientes o úlceras no tratadas.

-Si se mezclan con alcohol pueden bajar la presión arterial, y el peligro es mayor.

¿Usted los recomendaría?
Para los pacientes con disfunción eréctil, la indicación es necesaria y recomendada, pues mejora mucho la calidad de vida, estado emocional y físico. Pero repito, el riesgo mayor es tomarla sin indicación adecuada, sin supervisión médica y de mezclarlas con otras sustancias o medicamentos, sin consultar con su médico. Las complicaciones pueden ser serias, incluyendo arritmias, infartos, y hasta la muerte.

¿La edad es determinante para su uso?
Siempre que haya habido un diagnóstico previo y adecuado, estos medicamentos pueden ser utilizados a todas las edades, pero usualmente su uso se incrementa después de los 40 años, aunque muchos jóvenes y otros abusan de los mismos, buscando una actividad sexual más intensa y los usan sin receta exponiéndose a riesgos serios. Las farmacias no deberían vender este tipo de medicamento sin receta. Recomiendo su uso a todos los pacientes con el problema, que lo ameriten para mejorar la calidad de vida y satisfacción, siempre bajo seguimiento.

¿Su uso suele ser continuo?
Es muy variado, desde pacientes constantes que lo necesitan por condiciones diversas, entre ellas la diabetes, problemas circulatorios y urológicos. Hay un subgrupo de personas que las usan para aumentar la intensidad sexual, sexo casual, “para asegurarse de no quedar mal o quedar súper bien”. El machismo o arraigo en la población masculina, sobre todo latina, de que el hombre macho “resuelve”, a veces hace que se usen inadecuadamente y sin receta.

¿Qué síntomas o efectos secundarios suelen darse después de la toma de estos medicamentos?
Dolor de cabeza, enrojecimiento y calor de la cara y orejas, congestión y secreción nasal, dolor de espalda. Otros comunes, pero que deben alertar más y ya son de peligro, constituyen mareos, visión anormal, cambios visión (ver azul), pérdida de visión, dolor de pecho, dificultad para respirar, erección prolongada que dure más de 4 horas… (priapismo) , por cualquiera de estos síntomas últimos se debe acudir al médico o a la emergencia.

Dentro del tema, ¿cuándo usted recomienda visitar al especialista?
Todo paciente que presente disfunción eréctil o impotencia debe acudir al médico y evaluarse, pues puede ser un signo de una enfermedad importante, problemas de circulación, neurológicos, psicológicos, diabetes y nadie debería tomar estas pastillas sin prescripción y seguimiento continuo, repito.
La disfunción eréctil es un problema médico, no es un problema de hombría, nadie es más o menos hombre por ser impotente. Acuda a su médico y resuélvalo, hay muchas opciones seguras y eficaces. No arriesgue su vida tomando pastillas para la disfunción eréctil sin receta. 

Síntomas
Los efectos secundarios que producen los estimulantes sexuales dependerán de la sensibilidad de cada individuo. Se puede experimentar enrojecimiento de la piel y dolor de cabeza, mareos, secreción y congestión nasal, molestias estomacales, taquicardia, y trastornos visuales transitorios.

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