Implicaciones de la reforma

La decisión del comité político del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), de gestionar en el Congreso la reforma de la Constitución de la República para restituir la reelección presidencial, abre un capítulo que nadie sabe cómo cerrará.

La decisión del comité político del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), de gestionar en el Congreso la reforma de la Constitución de la República para restituir la reelección presidencial, abre un capítulo que nadie sabe cómo cerrará.

Esa autoridad máxima de dirección en la conducción cotidiana y estratégica de ese partido decretó modificar el artículo 124 de la Constitución, y al efecto, designó una comisión que debe hacer el anteproyecto para convocar la Asamblea Revisora.

Queda despejado el silencio del presidente Danilo Medina, y las incógnitas que encerraba, en medio de un afanoso empeño de sus colaboradores más cercanos en pro de su reelección.

El PLD entra en una etapa en la cual resulta arriesgado hacer cualquier vaticinio. Ayer mismo, varios legisladores que siguen al expresidente Leonel Fernández, rechazaron modificar la Constitución.

La oposición política, que bizca había estado atacando al buey que no era, y ahora parece que podría enfrentarse al buey que es, tendría que revisar su estrategia, después de casi tres años de elogios al Presidente de la República.
El parecer más extendido es que resulta cuestionable que las instituciones de la Nación sean adecuadas cada cierto tiempo para complacer apetencias de las personalidades que inciden en su destino, en este caso, el actual Presidente.

La realidad es que los precedentes no cuentan buenas historias. Las reformas a la medida suelen tener secuelas. En este caso, quienes abogan por una reforma constitucional tendrían que ganar un alto número de adherentes renuentes a apoyarla. La oposición con representación congresual, con excepción del Partido Reformista, ha expresado su rechazo.

En un panorama como ese, alcanzar los votos suficientes puede ser muy oneroso para la imagen del Congreso. Lo anterior computa por igual para quienes promueven dicha reforma.

En general, el tema abre un debate agrio en la vida dominicana. Tiene sus implicaciones. Vemos cómo empieza todo, pero nadie sabe cómo terminará.
La última reforma para conseguir el propósito que se persigue hoy, terminó con tiros y violencia en el Congreso Nacional. Esperamos que todo esto no dañe las instituciones nacionales, y especialmente, la credibilidad de nuestros dirigentes. 

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