Enseñar el arte para mejorar la sociedad

Este fue el título con que encabezamos la reseña el pasado sábado del encuentro “Arte x Arte”, que está realizando este diario cada mes, con el acompañamiento de nuestro colaborador José Mercader, con el interés de abordar temas vinculados&#823

Enseñar arte para mejorar la sociedad

Para darle riendas sueltas al primer conversatorio Arte x Arte, un encuentro mensual que inicia elCaribe con el propósito de proyectar al público una visión más precisa y objetiva sobre el arte y la cultura y la valorización de los procesos de…

Este fue el título con que encabezamos la reseña el pasado sábado del encuentro “Arte x Arte”, que está realizando este diario cada mes, con el acompañamiento de nuestro colaborador José Mercader, con el interés de abordar temas vinculados a la cultura y que escasamente valoramos.

En esa actividad surgió una propuesta interesante, y es cómo utilizar la enseñanza del arte más allá de las escuelas convencionales, toda vez que puede servir para estimular mejores conductas en la sociedad, particularmente entre las nuevas generaciones.

En ese diálogo participaron, además de nuestros redactores, los artistas Alberto Bass y Elsa Núñez, quienes comentaron acerca del papel del arte en la formación humana, y observaron que su enseñanza constituye “uno de los aspectos fundamentales que deben regir las políticas culturales…”. Pero en la República Dominicana esa parte del conocimiento aparece en los programas de enseñanza marginalmente y no como un componente básico en un plan de formación integral.

Quizás sería necesario hablar de las artes, de modo que los muchachos puedan descubrir sus vocaciones en esa dimensión. Pero hay más, como el arte y la cultura forman parte de lo que es la espiritualidad de una nación, habría que considerarlos como ejes fundamentales para detener el proceso de desintegración social y especialmente las amenazas que sufre la cultura nacional, de todos lados.

La idea es más que oportuna, precisamente ahora cuando las autoridades, con la implantación de la tanda extendida, están en un proceso de definición del ciclo vespertino. Cómo dar el mejor uso a ese tiempo, en las áreas de la ciencia, el deporte y las artes.

Las ideas de estos pintores tienen una validez extraordinaria. Las autoridades educativas debían hacerles caso, porque se trata de personalidades que no andan por ahí hablando todos los días de cualquier cosa. Conocen la materia y además, si hacen este tipo de propuesta es por el conocimiento acumulado no sólo en la especificidad de su oficio, sino también por sus contribuciones como maestros de la pintura dominicana.

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Para darle riendas sueltas al primer conversatorio Arte x Arte, un encuentro mensual que inicia elCaribe con el propósito de proyectar al público una visión más precisa y objetiva sobre el arte y la cultura y la valorización de los procesos de enseñanza, creación y percepción desde los artistas mismos, era necesario partir con una visión sólida, desde la óptica de intelectuales que han trascendido más allá de su producción artística.

Por esto, al elegir el tema “La enseñanza del arte en el país”, figuras como la “Premio Nacional de Artes Plásticas 2015”, Elsa Núñez, y el exdirector del Museo de Arte Moderno, el reconocido pintor Alberto Bass, eran de primer orden para hablar sin pausa sobre esta realidad.

Una revolución cultural

Entre preguntas y aclaraciones del periodista José Nova (editor de Arte & Espectáculos), de la crítico de arte Lilian Carrasco y José Mercader, las coincidencias entre las opiniones de los artistas invitados eran inevitables. Tanto para Elsa Núñez como para Alberto Bass, la enseñanza del arte es uno de los aspectos fundamentales que deben regir las políticas culturales de cada nación, por lo que sostienen que en la República Dominicana hay una fragmentación de la sociedad y que urge una revolución cultural comenzando desde las escuelas.
La Premio Nacional de Artes Plásticas 2015 no vacila para iniciar el diálogo y desde un primer momento comenta que tanto en su tiempo de estudiante como de docente en la Escuela Nacional de Bellas Artes, el alumno comprendía que el arte es una vocación con la que se nace. Los profesores son guías que van trazando pautas y técnicas. Son una especie de animadores culturales para que los alumnos conozcan los medios para la expresión, pero quien sabrá al final cómo enfocar el cuadro es el creador.

“En los niveles de educación, tanto primaria como secundaria, se debería enseñar arte; entiéndase dibujo y pintura. Pues hay que preparar a los profesores para que puedan dirigir esa educación”, sostiene. Pone como buen ejemplo al Instituto de Señoritas Salomé Ureña, para recordar con nostalgia que todo el mundo iba a ese centro porque era un gran colegio donde daban clases de pintura, música… habían profesores por vocación, que trabajaban porque les gustaba, amaban su profesión. “Ahora ha decaído el sistema de enseñanza, pues no se percibe esa vocación. Cuando regresé de España todo cambió”, rememoró.

Las precisiones del expresidente del Colegio Dominicano de Artistas Plásticos y exdirector del Museo de Arte Moderno de Santo Domingo, Alberto Bass, no se alejan de la opinión de Núñez, aunque resalta más el tema de la valorización artística nacional. Lo asume con una visión más radical cuando sostiene que en la República Dominicana, desde el Estado no se ha entendido el concepto de identidad. “Un ejemplo de esto es la artesanía en los centros turísticos. Fradique Lizardo (uno de los grandes folkloristas, ensayistas e investigadores dominicanos, 1930-1997) no permitía que nadie de fuera montara un espectáculo aquí, sin que antes considerase los elementos esenciales de nuestra identidad como país”, recordó.

Bass fundamenta sus comentarios en el entendido de que “si vas a Grecia, Italia, España, lo que ellos venden como marca país es su identidad, su sello artístico y cultural. Pero la administración cultural que se plantea en nuestro pueblo no tiene una política establecida, a tono con el turismo. De hecho, las edificaciones que se realizan, deberían tener obras de arte, no reproducciones o simples plagios. Asimismo, se puede hablar de una ley o de varias, pero nadie las cumple porque hay un desorden. Por citar un caso: cuando estuve como director del Museo de Arte Moderno ningún periodista se preocupó por saber por qué hacía las cosas, pero lo que no entendían es que había un programa que cumplir”.

Elsa Núñez retoma la palabra cuando José Mercader reanuda el tema de la enseñanza afirmando que “hoy en día, fruto de una serie de elementos, hay una fragmentación de la sociedad, por lo que existe una necesidad de que haya una formación cultural en las escuelas enfocada en el conocimiento de las artes”.

“En el programa de enseñanzas no se imparte la historia del arte dominicano. Por lo que se registra un vacío en ese sentido. Insisto, los profesores que imparten la asignatura de artes en las escuelas, en su mayoría no están preparados”, sostiene la artista que creció bajo la tutela de maestros como Gilberto Hernández Ortega, Celeste Woss y Gil, Clara Ledesma, Jaime Colson, José Gausachs, grandes maestros de la pintura quienes le dieron una formación sólida hasta graduarse en la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA) en 1963.
A seguidas, Alberto Bass interviene y dice que la educación no es una edificación. A su juicio, los gobernantes no entienden la diferencia entre cultura y educación. “La cultura es un concepto más amplio y categórico, en tanto que la educación es la forma en que se moldea la cultura. Si los gobernantes se enfocaran en la realidad y llevaran la cultura al pueblo. Por ejemplo: tanto Elsa como yo hemos hecho trabajo comunitario. Cada vez que hacíamos una exposición, la llevábamos a los barrios y a los pueblos. Las cosas han cambiado, los ingresos son menores cada vez. Todo eso afecta y limita el programa que quiere desarrollar el artista”, dijo en el encuentro. Prosigue explicando que los Estados tienen tres factores que inciden en su desarrollo: el primero, el económico; el segundo, lo político y el tercero el ideológico. “Los políticos han resultado decepcionantes para la cultura y las enseñanzas. No basta con tener aulas, si no existe estructura y un programa a seguir”, entiende Bass, antes de recordar que cuando fue director del Museo de Arte Moderno procuró el apoyo de la entonces Secretaría de Estado de Educación, con el fin de crear un mecanismo participativo, en función de la filosofía del fenecido profesor Juan Bosch para promover una industria de los trabajos manuales, pero Educación no apoyó esta iniciativa.

“El Presidente debería asumir la filosofía del boschismo, debe tener el compromiso de darle un giro a la visión cultural que existe en el país. Pues cuando existan políticas definidas, unificadas, se puede dar un frente cultural que incluya todas las manifestaciones con el fin de que el Ministerio se beneficie sin privilegiar un sector en específico”, manifestó. Puso como ejemplo que “en Cuba hay una política definida no sólo con el tema de las obras de arte, sino también con la artesanía”.

En contexto dominicano valoró cuando el doctor Luis Brea Franco y luego el director de Aduanas, Miguel Cocco, iniciaron un proyecto en el que le compraban las obras de los artistas al Colegio Dominicano de Artistas Plásticos, Codap, otorgándoles el 10 por ciento como comisión que servía para capitalizar el presupuesto del Colegio y así poder dar seguimiento al programa cultural del momento”, recordó.

“En el caso de los ‘nuevos ricos’, acontece que por la falta de educación, se han dado casos de que compran obras que no son auténticas. Y muchos turistas compran obras de arte haitiano pensando que son realizadas por artistas dominicanos”, afirmó.

Sobre este punto, indicó que el Codap debería tener políticas claras sobre el tema de la pintura haitiana, sin estar en contra de esta realidad, sino más bien con la intención de que se diferencie el arte haitiano del dominicano y que se explote más el arte nacional en los espacios donde se comercializan las obras de “usurpadores de nuestra identidad”. Asimismo, Bass integra un elemento fundamental en el diálogo al reconocer que no hay intercambio cultural verdadero entre Haití y República Dominicana.

Elsa Núñez, Alberto Bass y Lilian Carrasco coincidieron en que en el país no hay un Museo de Arte Nacional y que se podría emplear para ello las instalaciones del Palacio Nacional de Bellas Artes.

Otro aspecto que criticaron es que a los murales de la ciudad no se les da mantenimiento. Ejemplo de esto es el proyecto del Mirador y el propio Obelisco. “A los aportes en las instituciones no se les da seguimiento. No se puede trabajar a partir del desorden. La honestidad debe ser entendida y respetada”, puntualizaron.

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