Malentendido liberal

Los economistas liberales defienden el libre mercado. Entienden que los individuos, interactuando libremente, toman las mejores decisiones para crear prosperidad, y que el Estado debe limitarse a facilitarles la tarea. Garantizando la ley y el orden,&#823

Los economistas liberales defienden el libre mercado. Entienden que los individuos, interactuando libremente, toman las mejores decisiones para crear prosperidad, y que el Estado debe limitarse a facilitarles la tarea. Garantizando la ley y el orden, sin favoritismos.

Esto no solo significa que el Estado no debería poseer ni gestionar empresas (porque suele manejarlas con criterios políticos y desperdiciar recursos), sino que tampoco debería dar privilegios ni incentivos a nadie. Cada cual que asuma sus responsabilidades sin asistencialismos.

Un verdadero liberal dice: “Si tu ideal es tan noble, debes financiarlo tú y no el Gobierno. Si tu empresa no compite, porque otros lo hacen mejor, o te espabilas o haces otra cosa. Pero no sobornes al funcionario de turno para que te proteja (con el dinero producido por otros) del malvado competidor”.

Muchos se hacen pasar por liberales y dicen creer en la libre empresa. Pero cuando se trata de “lo suyo” justifican la ayuda estatal, con todo tipo de pretextos: porque producen azúcar o algún otro “emblema nacional”, porque están comenzando y necesitan un empujoncito hasta que “maduren”, porque quieren curar la ciguatera, porque están salvando tortuguitas.

Y como todas estas intenciones son buenas, se permite que el Gobierno se convierta en un protector de empresas. Pero al hacerlo, se le da también el poder de “elegir” a quién ayudar. Entonces se selecciona a quien ayude a la clase dirigente a perpetuarse en el poder.

Para financiar estas ayudas, se carga con impuestos a los ciudadanos comunes, pero en un momento de crisis a quien se salva es a estas empresas “favoritas”. El ciudadano se siente engañado y culpa de esto a la libre empresa, porque es lo que gobierno y compinches “supuestamente” defienden. Erróneamente se ha identificado a estos empresarios “asistidos” como liberales. Y no lo son, aunque lo pregonen. Estas empresas no representan el liberalismo, sino el mercantilismo o “capitalismo de amiguetes”, como bien lo describe la catedrática María Blanco: un capitalismo de cómplices en el fraude a la población. Los liberales han sido injustamente confundidos en todo esto. Es importante aclararlo, en esta época de tantos discursos demagógicos y retorcidos. 

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