Santiago y la seguridad

La inseguridad es un mal que afecta a todos. Hasta pequeñas y tradicionalmente pacíficas comunidades de lugares remotos están bajo el asedio de la delincuencia. Es verdad que aún muchos pueblos se conservan como sitios seguros, pero cada vez suelen&#8

La inseguridad es un mal que afecta a todos. Hasta pequeñas y tradicionalmente pacíficas comunidades de lugares remotos están bajo el asedio de la delincuencia. Es verdad que aún muchos pueblos se conservan como sitios seguros, pero cada vez suelen ser excepciones. Dondequiera puede ocurrir lo que nadie desea.

Ya los funcionarios responsables de la seguridad ciudadana simplemente aceptan la situación con la normal desazón, pero con aparente resignación. No han podido contener la criminalidad. Cuando vivimos un lapso de tiempo apreciable sin graves crímenes, en un santiamén amanecemos con otro.

Son los hechos que espantan y alarman provocados por una delincuencia que no cesa. Nos tiene atosigados. Santiago, la añeja ciudad corazón, es un blanco favorito, y los hechos violentos tienen a sus pobladores en zozobra. Impactados por casos gravísimos han sabido levantarse y reclamar la paz nunca duradera.

La población ha hecho todo lo que ha podido y contribuye incluso con las autoridades en su empeño por alcanzar la tranquilidad. El martes pasado, 45 comunidades de la zona Este del municipio organizaron un encuentro con el director de la Policía de la región Cibao Central en el cual expusieron los dramas que sufren y reclamaron acciones.

Una de sus preocupaciones es el local de la Policía en Los Dos Caminos, en condiciones tan precarias que no garantiza siquiera el alojamiento adecuado de la dotación, al margen de que sus miembros no cuentan con los medios ni los efectivos suficientes para las labores preventivas.

Los vecinos simplemente quieren una cosa tan sencilla como la seguridad mínima de caminar por las calles o vivir en sus viviendas sin el miedo a los asaltos o los robos. Eso no debía ser demasiado.

Y quieren que el Ministerio de Interior y Policía, cuyo responsable es oriundo de esa ciudad, comprometa mayor empeño con el jefe de la Policía para aliviar la situación. Y naturalmente, es un derecho tan fundamental, la seguridad para la vida. 

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