Plástica mortal

En dos ocasiones en que consulté cirujanos plásticos con la intención de devolver a mis senos el perdido esplendor de años pasados, sucedió que debí entrar a quirófano por razones menos banales. Primera, para extirparme un quiste extremo de…

En dos ocasiones en que consulté cirujanos plásticos con la intención de devolver a mis senos el perdido esplendor de años pasados, sucedió que debí entrar a quirófano por razones menos banales. Primera, para extirparme un quiste extremo de riñón, segunda, un muy deteriorado útero. Mediarían unos dos años entre los dos intentos; muy traumática la segunda operación, me persuadió para siempre de que sólo causas obligatorias justifican intervenciones quirúrgicas. Quizá gracias a esas casualidades no me cuento hoy entre las dominicanas fallecidas tras someterse a cirugías por motivaciones estéticas. Una cantidad, sin embargo, suficientemente alarmante para que el asunto pase de ser cuestión personal a un problema que manda seria intervención de las autoridades de salud. 

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