Más que todo

Fui invitada a un almuerzo para despedir a un joven que llevaba casi una década trabajando para una empresa. En el mismo, estaban presentes todos los accionistas, quienes vinieron de su país, ya que no son dominicanos. Con lo expresado allí, casi&#8230

Fui invitada a un almuerzo para despedir a un joven que llevaba casi una década trabajando para una empresa. En el mismo, estaban presentes todos los accionistas, quienes vinieron de su país, ya que no son dominicanos. Con lo expresado allí, casi unánime de cada uno de ellos, coincidieron en el mismo punto, y voy a repetir casi de manera literal las palabras pronunciadas por el accionista mayoritario: “Quiero aprovechar esta oportunidad, para felicitar a tus padres por la base y valores que te inculcaron; agradecer el compromiso, responsabilidad, entrega y la lealtad que durante casi una década has tenido con nuestra empresa. Diste siempre millas extras, tratando de que cada situación que estuviere en tus manos fuese resuelta.” Cito otra frase de uno de ellos: “Pasarán diez años mínimo, o cuidado si nunca más, para encontrar una persona como tú, con tanta entrega y lealtad.” Los que me siguen saben que escribo, cada vez que puedo, con ejemplos de experiencias vividas como esta, por lo que aprovecho para celebrar el Día Internacional del Trabajo. De vivencias propias parto a conjeturas propias, y a través de este medio intento transmitirles lo que aprendo de cada una; además de mi posición de psicóloga, lo que me permite conocer y entender la conducta humana. Vivimos tiempos de grandes avances en todos los ámbitos de la ciencia y el conocimiento humano, donde cada vez más los profesionales se preocupan por adquirir una mayor preparación académica. Es fácil encontrar un joven no mayor de 35 años con una o más maestrías, doctorado, cuyo currículum u hoja de vida parece incompatible que a tan corta edad hayan llegado a adquirirlos. Pero, esa es la realidad, se preparan, aprenden. El del ejemplo con el cual inicié es uno de ellos, con un pos-grado y dos maestrías, conocimiento de más de dos idiomas, experiencia de trabajo, ya que el mismo en plena adolescencia obtuvo su primer trabajo hasta el día de hoy; que antes de renunciar del que le estaban despidiendo, ya tenía apertura para el siguiente, con mayores oportunidades. Sin embargo, y es lo que quiero dejar como enseñanza a todos aquellos que trabajan sin importar posición, en ningún momento exaltaron conocimientos y, de aproximadamente 10 socios, como si se pusiesen de acuerdo, agradecieron tres cosas: entrega, lealtad y compromiso.

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