Artes Visuales en FIL II

En nuestra pasada entrega procuramos enfatizar algunos puntos de la intervención que tuvimos en el marco de la XVIII edición de la Feria Internacional del Libro y queremos continuar con esa línea, ya que hay algunos puntos que quedaron inconclusos&#823

Artes visuales en la FIL

El pasado jueves quedó inaugurada la XVIII edición de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Santo Domingo, la cual tiene como tema central a Perú, por lo que buena parte de las intervenciones académicas serán en relación a la hermana República&

En nuestra pasada entrega procuramos enfatizar algunos puntos de la intervención que tuvimos en el marco de la XVIII edición de la Feria Internacional del Libro y queremos continuar con esa línea, ya que hay algunos puntos que quedaron inconclusos y que consideramos de interés.

Comentábamos que mientras el coleccionismo inició primero en La Española y las primeras construcciones inician en lo que hoy es Santo Domingo y no en otro lugar de América, al analizar el caso de Perú, allí contaban con la Academia de Dibujo y Pintura (1806) y más tarde La Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú (ENSABAP) en 1918.

Pero hay que tener muy en cuenta un aspecto muy importante y es que bien entrado el siglo XVI la ciudad de Lima como centro del Virreinato pronto acogió a destacados artistas que llegaron para ofrecer su arte a la iglesia, lo que también aconteció en La Española, aunque en menor proporción, como el caso de los artistas Diego José Hilario y Francisco Velásquez. Sin embargo, serán los artistas que lleguen a Perú los que contribuirán a la introducción en América del clasicismo renacentista y a la formación de las nuevas escuelas de artistas hispanoamericanos.

Por ejemplo, con la llegada del artista italiano Bernardo Bitti en 1583 no sólo se marca el desarrollo de la pintura, sino la introducción del manierismo que era la corriente en boga en Europa por esas fechas. No obstante, de los aportes fundamentales en la etapa colonial en lo que atañe al contexto académico en Perú, será la instauración de la Escuela de pintura Cusqueña, probablemente la más importante de la América colonial donde logra concreción lo europeo y lo aborigen. Asimismo, podemos destacar la presencia de la Escuela Limeña, la cual estuvo muy influenciada por la pintura flamenca y, más de cerca a lo formal con intencionalidad dinámica.

Pero cuidado, es muy probable que la historia del arte dominicano haya perdido algunas páginas del siglo XVII y XVIII que hoy no puedan ser consideradas.

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El pasado jueves quedó inaugurada la XVIII edición de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Santo Domingo, la cual tiene como tema central a Perú, por lo que buena parte de las intervenciones académicas serán en relación a la hermana República suramericana. El arte tendrá su rol en todo esto, ya que se inauguran importantes muestras, principalmente en el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo (MAM) y, de hecho, se organizarán varios coloquios para dialogar sobre las producciones en escena.

Precisamente ayer nos correspondió intervenir en uno, bajo el título: “Espejos Culturales del Perú en la República Dominicana”, moderado magistralmente por Vivianne Kieffer. Además de nuestra intervención participaron los artistas Gilbert Kieffer (Francia), Luis Zagarra y Ricardo Wiesse (Perú).

En nuestra ponencia partimos por el componente aborigen, ya que ambos países estuvieron poblados por culturas ancestrales que pasan a ser considerados como: “los primeros padres”, tal como suele denominarles el investigador de origen guatemalteco Manuel Galich. Luego abordamos a modo de síntesis el período colonial, para concluir con una visión general de las obras de Gilbert Kieffer, Luis Zegarra y Ricardo Wisse.

Destacamos que a pesar de que el coleccionismo inició en La Española con las obras que acompañaron las flotas de Diego Colón, lo que hoy conocemos como arte dominicano no alcanza su esplendor hasta bien entrada la década de 1940.

Es en este tiempo que se desarrolla toda una política para institucionalizar el arte en nuestro país, partiendo por la concreción de la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA), contrario a lo que aconteció en Perú, donde el academicismo se inició antes con la Academia de Dibujo y Pintura (1806) y más tarde La Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú (ENSABAP) en 1918.

Si bien, no podemos soslayar en el caso dominicano los esfuerzos realizados a finales del siglo XIX por Alejandro Bonilla, Arturo Grullón, Abelardo Rodríguez Urdaneta, Juan Bautista Gómez, Enrique García Godoy, Celeste Woss y Gil y Yoryi Morel, entre otros.

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