Tratado y condicionalidad

El sábado planteábamos que el nuevo Tratado de Extradición entre Estados Unidos y República Dominicana, ya consensuado por ambos gobiernos, debe contener algunas condicionalidades y ser sometido al rigor constitucional.Los tratados…

El sábado planteábamos que el nuevo Tratado de Extradición entre Estados Unidos y República Dominicana, ya consensuado por ambos gobiernos, debe contener algunas condicionalidades y ser sometido al rigor constitucional.

Los tratados se producen por la voluntad de los Estados, pero tienen que considerar las realidades de cada país. En ese sentido, dicho instrumento no puede convertirse en la práctica en una norma unilateral, del uso exclusivo de un Estado, en este caso, Estados Unidos.

La mayoría de las personas objeto de extradición son dominicanas. Y ese dato debe ser tenido en cuenta en el nuevo tratado.

Como este tipo de tratado se fundamenta en la lógica simple de la entrega de ciudadanos solicitados en atención al procedimiento interno en cada país, lo que no está en discusión, se obvia un componente nunca antes planteado.

Es el peligro que representa para la seguridad del Estado dominicano el régimen norteamericano de negociación y transacción con los extraditados, y la falta de un sistema adecuado de reinserción de esos individuos en la sociedad dominicana.

Si existe interés de los dos Estados en sancionar los crímenes, ese mismo interés debe prevalecer para garantizar que los procesados puedan reconstruir sus vidas y a su retorno no se conviertan en peligro.

Se puede decir que ese tipo de consideración no tiene que ser parte de un tratado de extradición. Pero sí puede ser una condicionalidad. La República Dominicana, si de verdad ejerce su soberanía en estos asuntos y no es una simple mandadera de la voluntad norteamericana, debe estar al tanto de los programas de reeducación de sus extraditados en las prisiones, y asimismo, cuando hayan cumplido las penas, Estados Unidos debe llenar un rigor para devolverlos. Como país rico, que además suele ser la parte más requirente, debe apoyar un programa de seguimiento y reinserción de esos ex convictos.

Actualmente, el tratado de extradición es sólo una máquina de envío de criminales que años más, años menos, retornan a la República Dominicana con igual o mayor capacidad engendradora de violencia e inseguridad. 

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