La serenidad es un árbol cuyas raíces se alimentan en las frías corrientes de los ríos subterráneos del pensamiento. Serenidad puede crecer en un terreno accidentado de demandas y presiones, no obstante, cual palmera se erige contra sol, viento y marea, deslumbrando firmeza, estabilidad, determinación y confianza. La serenidad es la madre de la sobriedad, la virtud de aquellos espíritus que han sido templados en los procesos donde la seguridad es puesta a prueba tramo a tramo; es el brillo en la sonrisa de aquellos que conquistaron en silencio; es el mensaje en la mirada abarcadora y firme de quienes ya estuvieron en el futuro por medio de su fe; es el código de los pacificadores, caminantes sin retorno, que sorprenden aun a los roedores de los muros sagrados.
¡Serenidad?!
La serenidad es un árbol cuyas raíces se alimentan en las frías corrientes de los ríos subterráneos del pensamiento. Serenidad puede crecer en un terreno accidentado de demandas y presiones, no obstante, cual palmera se erige contra sol, viento…